Los Demócratas: propiedad de los sindicatos
Por Charles Krauthammer
"El impacto inmediato del estímulo sobre la economía no era tan inmediato como esperábamos", observaba el Presidente Obama esta semana, poniendo sonrisa ahogada al infeliz destino de su estímulo de casi un billón de dólares. Por supuesto, Obama también viene promoviendo un remedio menos divertido al anémico crecimiento y el elevado paro: la exportación. En el discurso del Estado de la Nación este año anunciaba a los cuatro vientos el objetivo nacional de duplicar las exportaciones antes del año 2014.
Una forma evidente de elevar las exportaciones es mediante acuerdos de libre comercio. Pero no son del gusto de los sindicatos. No sorprende pues que Obama lleve dos años mareando la perdiz de tres acuerdos de libre comercio -- con Colombia, Panamá y Corea del Sur -- ya negociados por su predecesor.
Bajo la presión de condiciones económicas pésimas y de la repercusión de dispensar un trato duro a tres aliados valorados, Obama aparentaba estar dispuesto a ceder -- sólo para levantar un obstáculo de última hora. Exige la ampliación del programa de Asistencia al Ajuste Comercial -- dinero del contribuyente (más allá de la compensación por desempleo) que se entrega al trabajador desplazado por la competencia exterior, algo negado a los estadounidenses que se quedan en paro a causa de la competencia nacional. Es una idea de dudosa justicia pero estupendamente diseñada para retrasar indefinidamente los procesos de ratificación, al tiempo que se achaca la culpa a la crueldad Republicana en lugar del sabotaje político obra de Demócratas en deuda con los sindicatos por los millones que ellos destinan a las arcas Demócratas. (Presuntamente estaría próximo un acuerdo. Pero los años de retraso han salido caros).
Nada nuevo bajo el sol. En el año 2009, Obama tramitó un concurso de acreedores administrado federalmente, de naturaleza legal cuestionable, a las compañías automovilísticas que robaba a los acreedores con derecho a cobro preferente con el fin de rescatar al sindicato de trabajadores del sector del automóvil. En otros sectores, la plantilla de Aerolíneas Delta ha votado cuatro veces a favor de rechazar la sindicalización. Una agencia federal, como es natural, está investigando y el economista Irwin Stelzer destaca que puede ordenar por ley la celebración de otras elecciones con la esperanza de que produzcan la respuesta que quiere obtener el equipo de campaña de Obama.
Pero la lealtad Demócrata a los sindicatos no acaba ahí. Boeing acaba de finalizar la construcción de una planta de fabricación de su nuevo 787 Dreamliner en Carolina del Sur. La Junta Nacional de Relaciones Laborales, trufada de Demócratas -- incluyendo a un antiguo abogado sindicalista considerado tan partidista que exigió un nombramiento en período de receso legislativo después de que el Senado se negara a refrendar su elección -- intenta que la planta sea declarada ilegal. ¿Por qué? Porque al elegir como emplazamiento el estado de Carolina del Sur que reconoce el derecho al trabajo con independencia de la homologación sindical, Boeing es acusada de adoptar represalias contra su plantilla sindicalizada de Washington a cuenta de anteriores huelgas.
En realidad, Boeing ha elevado en más de 2.000 trabajadores la plantilla sindicalizada de sus instalaciones de Puget Sound. Además, la idea de que a una empresa radicada en un estado que exige que sus trabajadores estén afiliados al sindicato de la empresa le pueda ser prohibido expandirse a estados que reconocen el derecho al trabajo con independencia de la homologación sindical por parte de una instancia reguladora partidista es bastante demencial. Vulnera el principio fundamental en el seno de una economía de libre mercado que dice que las empresas pueden desplazarse y construir en respuesta a las condiciones del mercado, en lugar del capricho administrativo. Ello pone en peligro la recuperación económica, no sólo al poner las miras en el exportador de América por excelencia en su intento de competir con Airbus por un mercado global considerable, sino también al amenazar a cualquier otra empresa a la que se le pueda ocurrir expandirse de alguna forma que no sea del gusto de los sindicatos y de sus patrones de la Junta de Relaciones.
Obama ha mantenido un silencio sepulcral en el asunto Boeing. Lo que es interpretado por todos como aprobación tácita. El año que viene se enfrentará a la reelección. Y los Demócratas necesitan a los sindicatos.
Por supuesto, los sindicatos necesitan a los Demócratas - que cumplen de forma religiosa. Durante la "paliza" nacional a los Demócratas el año pasado, por ejemplo, Wisconsin dio a los Republicanos el control de ambas cámaras legislativas y eligió a un gobernador Republicano que dejó clara su intención de poner orden en el poder sindical del sector público.
Cuando los Republicanos intentaron hacer lo prometido, los Demócratas, faltos de votos, trataron de impedirlo por todas y cada una de las maniobras extraparlamentarias a excepción del siniestro provocado. Los Demócratas del Senado del estado abandonaron Wisconsin para evitar el quórum. Manifestantes ocupaban la legislatura durante días y noches enteras. Y cuando el anteproyecto fue tramitado finalmente no obstante, el fiscal Demócrata del distrito de Dane County acudía a los tribunales para tumbar la medida por razones de procedimiento.
Encontraron un juez complaciente para invalidar la ley. Una victoria celebre, pero corta. El martes, el Tribunal Supremo de Wisconsin anulaba el veredicto, reprendiendo al magistrado por "haber usurpado competencias legislativas que la Constitución de Wisconsin dispone exclusivamente en la Legislatura". La ley es restituída.
Casos instructivos todos, que ponen de relieve la forma en que aquellos que pierden el apoyo popular -- los Demócratas en las urnas, los sindicatos en su afiliación en caída libre -- pueden corromper y saltarse la voluntad popular mediante usurpación judicial de competencias (Wisconsin) o mediante decreto administrativo caprichoso (Boeing).
La maniobra de Wisconsin fracasó finalmente, como probablemente fracase el ataque a Boeing. En el ínterin, sin embargo, se producen daños colaterales -- a la exportación estadounidense, a la economía en general, a la ley de concurso de acreedores, al libre comercio y al sistema constitucional en el seno del que las legislaturas promulgan las leyes en lugar de los magistrados de intención premeditada y los reguladores partidistas.
¿Pero qué más dan cuando hay sindicatos que apaciguar y elecciones que ganar?
Historia de la mujer sin nombre
Historia de la mujer sin nombre
La pregunta víctima de Strauss-Kahn es de Guinea-Conakry. Tras la muerte el marido se fue a EE UU y obtuvo asilo. Su familia, que no sabe nada de ella, confía en su fe musulmana
ANNE BARNARD, ADAM NOSSITER Y KIRK SEMPLE
Nació en una choza de barro dentro de una aldea aislada en medio de África, sin electricidad ni agua corriente, a 10 minutos andando de la carretera más próxima. Nunca fue al colegio, la casaron con un primo lejano cuando era adolescente, tuvo una hija y pronto se quedó viuda.
No la conocen bien ni en los barrios de Nueva York donde viven guineanos. Consta que sus papeles están en orden
Poco después, cuando tenía veintipocos años, llegó a Estados Unidos; una inmigrante anónima más dispuesta a luchar para labrarse una nueva vida. Sirvió sopas en un diminuto restaurante africano en el Bronx y hace unos años obtuvo un empleo más estable como camarera para cambiar las lujosas sábanas del Sofitel NewYork, en el centro de Manhattan.
Y entonces se produjo el encuentro del 14 de mayo. La mujer contó a las autoridades que el político francés Dominique Strauss-Kahn la había agredido sexualmente mientras ella limpiaba su suite en el hotel. Ahora se encuentra en el centro de un escándalo internacional. Los abogados de Strauss-Kahn han indicado que van a examinar con detalle su carácter y sus antecedentes, en un caso que consiste en la palabra de ella contra la de él. Antes de su detención, Strauss-Kahn era director del Fondo Monetario Internacional y uno de los principales aspirantes a la presidencia de Francia. Ha contratado a unos detectives privados y a destacados abogados defensores, que han afirmado, según figura en la documentación judicial, que poseen "información sustancial" que puede "socavar gravemente su credibilidad". No han ofrecido ningún detalle.
"Es una chica de pueblo que no fue a la escuela a aprender inglés, griego, portugués ni nada", dice uno de sus hermanos mayores, Mamoudou, de 49 años. "Lo único que aprendió fue el Corán. ¿Se puede imaginar lo que está sufriendo con esta experiencia?". "El lugar en el que está ahora", añade, "no sé ni dónde es".
La mujer, la menor de cinco hermanos, creció en un hogar profundamente religioso, según Mamoudou y otro hermano, Mamadou, que tiene cincuenta y pocos años. Los dos hermanos siguen viviendo en una aldea llamada Thiakoulle, donde también vivió ella. (Guinea, en la zona occidental de África, es un país de mayoría musulmana, y muchos hombres del grupo étnico al que pertenece la mujer tienen nombres que son variantes de Mamadou, que quiere decir Mahoma en la lengua local, fula. Para proteger la identidad de la mujer se han omitido también los apellidos de sus familiares).
De niña era tímida, y creció protegida y educada para respetar la autoridad. "Antes de que se fuera de aquí, ni siquiera sabíamos si era capaz de hablar para defenderse", dice Mamoudou. "Nunca discutía con nadie. Aunque tuviera hambre, no lo decía", añade durante una entrevista en el hogar familiar, una sobria estructura de cemento que sustituye a la cabaña de techo de paja en la que nació. Unos libros sagrados encuadernados en piel reposan sobre una mesa. El único retrato en la pared es el de un anciano de barba blanca, su padre, ya fallecido.
La mujer vivió en la aldea hasta la adolescencia, y luego se fue, seguramente en busca de trabajo, a la capital de Guinea, Conakry, a 13 horas de coche por escarpadas carreteras montañosas. Dos meses después, su padre le ordenó que volviera a la aldea. Le había encontrado marido, un primo lejano. Ella no tuvo más remedio que obedecer, dicen sus hermanos. El matrimonio se fue a vivir a una región a tres horas de distancia, donde ella dio a luz a una niña. Pero, cuando su marido cayó enfermo y murió, la mujer se trasladó con su hija a la capital, donde vivía Mamadou en aquel entonces.
Mientras tanto, su hermana, Hassanatou, se había ido a Nueva York siguiendo a su marido guineano, igual que tantos compatriotas que, empujados por la pobreza, la agitación política y la ambición, habían emigrado. En 2002, la mujer decidió irse también. En aquella época no hablaba nada de inglés. "Todo el mundo quiere irse a Estados Unidos", dice Mamadou. "Ya sabe por qué se marcha la gente de África".
No está claro cómo consiguió la mujer que la admitieran en Estados Unidos.
Lo que sí se sabe es que, cuando empezó a trabajar de camarera en el Sofitel, en 2008, tenía una situación legal y los papeles de trabajo en orden, aseguran sus abogados.
Al llegar a Estados Unidos se estableció en el Bronx, donde muchos de los miembros de la pequeña población guineana de Nueva York se mezclan con otros grupos de inmigrantes de África occidental. La comunidad estaba todavía recuperándose del homicidio de Amadou Diallo, un vendedor callejero procedente de la misma región y el mismo grupo étnico que la mujer, que murió por disparos de la policía en 1999, en un caso que fue objeto de gran atención. Los agentes salieron absueltos después de testificar que habían cometido un error.
La mujer se difuminó en la comunidad. Da la impresión de que no la conocían bien ni siquiera en los barrios donde solían vivir los guineanos.
Después de llegar de Guinea, la mujer apareció un día en el restaurante afroamericano Marayway, cerca del Grand Concourse en el Bronx, en busca de trabajo, recuerda el dueño, Bahoreh Jabbie, que la contrató. Durante varios años, trabajó en el ajetreado turno de noche, ayudando en la cocina a Jabbie y su esposa, Fátima, detrás de un sucio cristal antibalas, o sirviendo las tres mesas del restaurante. A veces, su hija le hacía una visita.
Jabbie, que inmigró desde Gambia, en África occidental, dice que la mujer contaba poco de su vida privada, pero era una trabajadora constante. "Conmigo se portó bien", recuerda. Durante este periodo le concedieron asilo, dicen sus abogados, aunque no han revelado en qué se basaba la petición que había dirigido a las autoridades federales de inmigración. Según los líderes comunitarios y los abogados especialistas en casos de inmigración, casi todos los guineanos que han solicitado asilo en los últimos años lo hacían huyendo de la persecución política en su patria, aunque otros lo han hecho para evitar determinadas costumbres sociales como la ablación genital y los matrimonios forzosos.
Un día, la mujer le dijo a Jabbie que iba a dejar el restaurante para ganar más dinero en el hotel Sofitel. Entró así en un mundo nuevo, recubierto de un magnífico dosel dorado y con suites de paredes forradas de madera, a unas manzanas de Times Square. Estaba considerada como una buena empleada. El único indicio de que la mujer tuviera vida social lo ofrecen algunos conocidos que dicen que a veces pasaba por un restaurante africano occidental, el Café 2115, situado en el Frederick Douglass Boulevard de Harlem, y en el que chóferes y otros trabajadores se reúnen a comer, hablar y ver informativos franceses en televisiones panorámicas.
"No es una mujer exaltada", dice un amigo, que no quiere identificarse para que no parezca que está interfiriendo en el caso. En casa, para entretenerse, la mujer veía comedias nigerianas en DVD, cuenta el amigo. "Las veía todos los días", añade.
Mientras tanto, en los barrios de inmigrantes que constituyen su hogar desde hace nueve años, los residentes tratan de hacerse una idea de cómo es una mujer a la que muy pocos conocen.
Los hermanos de la mujer en Guinea dicen que no han hablado con ella desde el encuentro con Strauss-Kahn en el hotel. Un hermano muestra un cuaderno con varios números de teléfono móvil de Nueva York que, según dice, son de su hermana. Ha intentado llamar, pero no responde nadie.
Los hermanos parecen preocupados y confusos sobre lo que está sucediendo. Pero dicen que la educación de su hermana la sostendrá a medida que avance la querella contra Strauss-Kahn.
"Tiene su fe", dice su hermano Mamadou. "Eso no lo cambiará jamás". O
Son mexicanos, son valientes
Son mexicanos, son valientes
"¿No tiene usted miedo, alcalde?" "Todos tenemos miedo, compadre". Cada vez hay más mexicanos que se plantan ante el narco y se enfrentan al terror a pecho descubierto. Aquí están sus historias
PABLO ORDAZ
No tuvieron que irse a la guerra, la guerra vino a buscarlos. Desde 2007 hasta ahora, más de 40.000 mexicanos han muerto víctimas de la guerra que sostienen calle a calle las organizaciones criminales y el Gobierno de Felipe Calderón. Día tras día, los periódicos cuentan historias espeluznantes de matanzas, decapitaciones, policías y políticos corrompidos por el narcotráfico. A ritmo de ametralladora, las editoriales publican libros sobre los principales carteles y hasta la revista Forbes sigue manteniendo en su nómina de multimillonarios al mítico Chapo Guzmán, el fugitivo líder del cartel de Sinaloa. El mal, por tanto, tiene su cuota de gloria en la vida cotidiana de México. El resto del paisaje lo conforman unas autoridades sin prestigio ni credibilidad y una sociedad asustada y desvertebrada, como ausente, sin capacidad de alzar la voz sobre el tableteo constante de las armas de alto poder. Sin embargo, de un tiempo a esta parte van saliendo a la luz historias de gente corriente que, lejos de claudicar o brincar la frontera hacia Estados Unidos, decidió anteponer la dignidad al miedo y enfrentarse al terror, muchas veces con la única protección de su pecho descubierto. Un cirujano de Ciudad Juárez que fue percatándose de que los sicarios a los que trataba de salvar la vida cada vez se parecían menos a él -un hombre de 40 años- y más a su hija adolescente. Una alcaldesa de la tierra caliente de Michoacán, una de las zonas más peligrosas de México, que un día -después de que unos criminales mataran a su marido- se levantó la blusa y mostró su cuerpo roto a tiros y su decisión de no claudicar. Un edil de Nuevo León al que los criminales ya han emboscado tres veces, llevándose por delante a varios de sus escoltas. Un poeta que perdió a su hijo y ahora recorre el país intentando a duras penas resucitar la conciencia cívica, el orgullo de ser mexicano. Son los nuevos héroes. El México heroico que lucha contra el México salvaje.
Marisela buscaba al asesino de su hija. "No me voy a esconder", dijo. Un sicario la mató frente al Palacio de Gobierno
Tuit de un vecino de Monterrey: "Hombres colgados en puente, eviten la zona". Varios ahorcados en pleno día
Una alcaldesa de la tierra caliente mostró su cuerpo roto a tiros y su decisión de no claudicar ante los salvajes
Los verdaderos soldados a la fuerza de esta guerra son los ciudadanos. Concejales, profesores, periodistas
La situación del país va de mal en peor. Todas las cifras de asesinatos, secuestros, asaltos, robos, van en aumento
Al poeta Javier Sicilia le han matado a un hijo. Ha dicho que no volverá a escribir y se ha echado a la calle contra el miedo
De pie junto al quirófano del Hospital General de Ciudad Juárez, el doctor Arturo Valenzuela, de 45 años y con una hija adolescente, se fue dando cuenta de que, hace solo tres años, a su quirófano llegaban dos heridos de bala a la semana, a veces tres, tipos duros, herederos de una estirpe acostumbrada a matar y a morir según las reglas de la droga y la frontera, pero que, mes a mes, la fisonomía de los heridos y de los muertos se iba suavizando hasta tener los rasgos de una mujer joven. Espantado, pensó en huir. "Lo tenía fácil", reconoce, "además de la mexicana, yo tengo la nacionalidad canadiense. Así que pensé que era hora de probar otra vida, de sacar a mi hija y a mis padres de aquí, de ponerlos a salvo cruzando la frontera". Una frontera que separa Ciudad Juárez de El Paso. La ciudad más peligrosa del mundo, de la ciudad más pacífica de Estados Unidos.
Al tiempo que valoraba la posibilidad de marcharse, el doctor Valenzuela también iba constatando, horrorizado, que en Ciudad Juárez ya se habían acabado los sicarios de 40 años. Ya no se trataba, pues, de una guerra tradicional entre carteles. Yo te mato a tres. Tú me matas a siete. Se trataba ya de una guerra total. Empujados por la pobreza, por la desigualdad, por la falta de afecto en una ciudad acostumbrada a tratar a las mujeres como esclavas -en la cadena de montaje o en la casa-, cientos de muchachos crecidos a la intemperie de barrios sin asfalto ni escuelas, sin energía eléctrica ni agua corriente, fueron engrosando las filas del único ejército que los aceptaba. A un ritmo endiablado, sin capacidad de elegir, esos muchachos bautizados a semejanza del último galán de la última telenovela, fueron subiendo rápidamente por la escalera del crimen. De halcón -el que alerta de la llegada de la policía- a camello. De camello a sicario. De sicario a muerto. El doctor Valenzuela pensó que la única manera de intentar interrumpir ese último salto mortal pasaba por quedarse. "Me dije que mi hija o mis padres no eran los únicos que lo estaban pasando mal. Que en la biografía de mi conciencia no podía escribir con tinta indeleble que cuando mi ciudad me necesitó, yo me fui. Así que me senté con otros médicos a ver qué se podía hacer...". No hace falta escribirlo. El doctor Valenzuela decidió quedarse.
"La primera marcha que organizamos fue en noviembre de 2008. Unos 200 médicos. Muchos con cubrebocas, por temor a represalias. Ya se habían disparado los secuestros, las extorsiones telefónicas y los homicidios con armas largas, aunque no tantos como ahora. Se estaba empezando a fraguar el Comité Médico Ciudadano y yo me sumé. Lo primero que hicimos fue crear una página de Internet con información práctica para enfrentar los secuestros. ¿Cómo piensa el secuestrador? ¿Qué víctima es más vulnerable? Incluso pusimos un botón de pánico para que la gente nos llamara en caso de necesidad, porque ya por entonces nadie se fiaba de la policía. Hay que tener en cuenta que en el año 2007, en Ciudad Juárez se denunciaron siete secuestros. En 2008 ya fueron 28. Al año siguiente ya había más de 200 denuncias... La gente no sabía qué hacer. Negociaban mal. Pagaban rescates espantosos. Cometían errores que ponían en peligro a la víctima. Y lo peor de todo: una vez que pagaban, ya jamás los dejaban en paz, seguían extorsionándolos. Mucha gente empezó a marcharse de la ciudad".
El párrafo anterior, sin interrupciones, es la pura declaración del doctor Valenzuela. En ese párrafo, y en los que vendrán después, está sintetizada la historia de lo que ha sucedido en México en los últimos cinco años, la clave apenas apuntada en la primera frase del reportaje: los mexicanos no fueron a buscar la guerra, la guerra se plantó un día en la puerta de su casa. La verdadera clase de tropa de esta guerra sin cuartel -es bueno no equivocarse- no la forman los miles de militares sacados urgentemente de los cuarteles o los miles de policías federales instruidos a toda prisa, conectados a una máquina de la verdad para certificar la pureza de sus intenciones, armados hasta los dientes después y finalmente puestos a patrullar en ciudades que a muchos de ellos les resultan hostiles y remotas. Los verdaderos soldados a la fuerza de esta guerra son los ciudadanos. Los concejales de ciudades pequeñas que, pese a la oferta de plomo o plata, deciden apretar los dientes y seguir sirviendo a sus comunidades. Las profesoras que, entre la clase de matemáticas y la de dibujo, tienen que enseñar ahora la de supervivencia. En caso de balacera, hay que tirarse al suelo, no levantar la cabeza, entonar tan fuerte como sea posible una canción divertida. "No pasa nada", les decía Martha Rivera Alanís a sus alumnos de seis años mientras fuera repicaban las balas, "nada más pongan sus caritas en el piso. Vamos a cantar fuerte una canción: ¡si las gotas de lluvia fueran chocolate...!". El vídeo que grabó aquella valiente maestra de Nuevo León venía a demostrar hasta qué punto la violencia forma ya parte de la vida cotidiana de México, pero también de qué forma los mexicanos de a pie lo enfrentan de forma valerosa. "Echándole ganas", por utilizar una expresión local.
Como le echan ganas cada día los periodistas mexicanos del norte. Hasta hace muy pocos años ejercían su oficio decente y tranquilamente en los pequeños diarios de las ciudades del norte, hasta que, de un día para otro, se convirtieron en corresponsales de guerra. Solo que ellos no se visten con chalecos antibalas, no presumen de haber estado en conflictos lejanos ni dan conferencias al regreso. Ellos -los periodistas de Chihuahua, de Tamaulipas, de Nuevo León- ni siquiera tienen que cruzar la calle para irse a la guerra. Lo hacen después de dejar a sus hijos en el colegio, a veces en el mismo colegio que los hijos de los criminales, temiendo cada día que, después de cubrir la última balacera en el barrio más bravo de la ciudad, el teléfono de la redacción suene y al otro lado de la línea una voz muy convincente sugiera que al reyezuelo local del cartel del Golfo o de Los Zetas no le gustaría que tal o cual dato ocupara la portada del día siguiente. Y a pesar de todo, los periodistas mexicanos siguen ejerciendo su oficio. La prueba es que la ONU acaba de otorgarle a México el dudoso galardón de haberse convertido en "el país más peligroso de América para ejercer el periodismo", un premio al que solo se opta reuniendo muchas coronas de flores.
Hay muchos alcaldes en México que, día a día, desprecian el dinero sucio y ponen en riesgo su vida. Pero tal vez no haya muchos que sean capaces de contarlo con el desparpajo del ingeniero Jaime Rodríguez Calderón, alcalde de García, una localidad de 150.000 habitantes en el área metropolitana de Monterrey, la capital de Nuevo León.
-¿Cuántas veces han atentado contra usted?
-Tres.
-¿Cuál fue la primera?
-Cuando inicié mi campaña para alcalde, en junio de 2009.
-¿Por qué?
-Porque le dije a la gente lo que ya venía viendo desde hacía unos años, que los policías estaban involucrados en el narcotráfico, cobraban extorsiones, se dedicaban al narcomenudeo... Pero, a pesar de la amenaza de los criminales, gané la alcaldía.
-¿Y qué fue lo primero que hizo como alcalde?
-Puse al frente de la policía a un general incorruptible. Me lo mataron al cuarto día. Y yo, después de ir al funeral, eché al cuerpo de policía al completo, despedí a 165 agentes y empecé a reclutar a gente nueva. Contraté a otro militar incorruptible y empezamos a limpiar la ciudad. Clausuramos 250 narcotienditas, sacamos a los capos de la ciudad, metimos en la cárcel a 27 policías y otros salieron huyendo. Son esos los que me quieren matar. Estoy pisando muchos callos, pero no quiero que un día mis hijos digan que fui un cobarde.
-Y, ya como alcalde, ha sufrido dos atentados más...
-Se me pone la piel chinita al acordarme. Yo jamás he disparado un arma, nunca tuve una pistola. Pero nos emboscaron y tuve que poner mi camioneta blindada entre los sicarios y los escoltas para que no los fusilaran allí mismo. Ahí ya me mataron a uno...
-¿No tiene usted miedo, alcalde?
-Todos tenemos miedo, compadre. Pero yo lo sé controlar. Mire, hay gente que le tiene tanto miedo a la muerte que no aprende a disfrutar de la vida. Hay vivos que están ya muertos. Y yo no quiero ni ser un muerto en vida ni que mis hijos me recuerden como un cobarde.
En las dos historias siguientes también adquieren especial importancia los hijos. Los hijos pequeños de María Santos Gorrostieta y de Marisol Valles. Los hijos muertos de Marisela Escobedo, de Luz María Dávila y de Javier Sicilia.
María Santos Gorrostieta, la joven alcaldesa del pequeño municipio de Tiquicheo, en el Estado de Michoacán, apenas ocupó un par de días los titulares de la prensa. Dijo lo que tenía que decir y luego, sensatamente, volvió a desaparecer. Y lo que tenía que decir era que el 15 de octubre de 2009 sufrió el primer ataque del crimen organizado. ¿De quién exactamente? No se sabe. Estas cosas no suelen saberse en México, donde la impunidad supera el 98% de los casos. Aquel día, la joven alcaldesa fue atacada por un grupo de sicarios armados con rifles de asalto y granadas de fragmentación -esos juguetes que con tanta facilidad se pueden comprar en las 12.000 armerías estadounidenses abiertas junto a los 3.000 kilómetros de frontera con México-.
No lograron matarla, pero se llevaron por delante a su marido y padre de sus tres hijos pequeños. En cuanto se recuperó de sus heridas, María Santos regresó a sus labores de alcaldesa, pero solo tres meses después volvieron a atacarla. Esta vez, cuando salía de un acto en la Tierra Caliente del Estado de Guerrero. La camioneta Ford Lobo que conducía su hermano recibió varias ráfagas de metralleta. Tres proyectiles hicieron blanco en el tórax, la pierna y el abdomen de María Santos. De nuevo estuvo a punto de morir. De nuevo se salvó. Y fue entonces cuando la joven alcaldesa llamó a un fotógrafo, se remangó la blusa, mostró su hermoso cuerpo roto por los disparos y dijo: "A pesar de mi propia seguridad y la de mi familia, tengo una responsabilidad con mi pueblo, con los niños, las mujeres, los ancianos y los hombres que se parten el alma todos los días sin descanso para procurarse un pedazo de pan...; no es posible que yo claudique cuando tengo tres hijos a los que tengo que educar con el ejemplo". Dicho esto, María Santos Gorrostieta, la alcaldesa valiente de Tiquicheo, regresó de puntillas a sus labores de madre y alcaldesa.
María Santos sabía que no es prudente significarse demasiado. En ninguna dictadura lo es. Tampoco en esta del terror creciente que sufre México desde principios del año 2007. Tan creciente que un reciente estudio realizado por el experto Eduardo Guerrero para la revista Nexos demuestra que -en contra de la versión oficial- cada vez son más los municipios mexicanos azotados por la violencia. Si en 2007 eran 53 los municipios donde se registraron 12 o más homicidios ligados al crimen organizado, en 2008 ya pasaron a ser 84; en 2009 la cifra subió a 131 municipios y en 2010 ya fueron 200 las localidades con 12 o más ejecuciones. La cifra de lugares aquejados por el cáncer de la violencia se ha cuadruplicado en solo cuatro años y aún no se vislumbra una salida.
Por eso, significarse es peligroso. Muchos de los protagonistas de nuestro México heroico lo supieron desde el principio. Otros lo fueron sabiendo. Del primer grupo mencionado podemos rescatar la lucha de una mujer llamada Marisela Escobedo.
Marisela tenía una hija de 16 años que se llamaba Rubí. La mataron en Ciudad Juárez en agosto de 2008, apenas unas semanas después de dar a luz a su bebé. Marisela, como otras muchas de las más de 500 madres cuyas hijas han sido asesinadas en la ciudad norteña, emprendió la búsqueda del asesino de su hija. Un año después, y gracias a su insistencia, la policía detuvo a un tal Sergio Rafael Barraza, el exnovio de Rubí, quien confesó que la había matado y quemado después, indicando a los agentes el lugar donde se encontraba el cadáver. Pese a todo, el convicto solo pasó unos meses en prisión. El 29 de abril de 2010 fue puesto en libertad por "falta de pruebas". Marisela volvió a echarse a la calle para seguir clamando justicia para su hija. Logró que el juicio fuera revisado, pero el asesino, lógicamente, ya había puesto pies en polvorosa. Barraza fue condenado en rebeldía a 50 años de prisión. Marisela se plantó entonces frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, el Estado fronterizo con Estados Unidos cuya ciudad más poblada y más violenta es Ciudad Juárez. La presencia de Marisela allí, durmiendo en plena calle, era un grito constante que dejaba al descubierto las graves carencias del sistema de seguridad y justicia en México. No pasó mucho tiempo hasta que empezó a recibir amenazas. Las denunció frente a las cámaras de televisión. "No me voy a esconder", dijo, "si me van a asesinar, tendrán que venir a asesinar aquí para vergüenza del Gobierno. Tengo amenazas por parte del asesino de mi hija, de su familia. Me han dicho que él ya está involucrado en un grupo del crimen organizado. ¿Qué está esperando el Gobierno? ¿Que venga y termine conmigo? Pues que termine conmigo, pero aquí enfrente del Palacio de Gobierno, a ver si les da vergüenza".
Así lo hicieron. Terminaron con ella allí mismo, en plena calle, frente al edificio símbolo de la autoridad, el jueves 16 de diciembre de 2010. El vídeo grabado por una cámara de seguridad hizo posible que todo México pudiera ver casi en directo la ejecución anunciada de Marisela Escobedo. Tres tipos la atacaron, ella cruzó la calle intentando salvarse, pero un sicario la alcanzó, le disparó mortalmente en la cabeza y se alejó caminando, tan campante, hasta que un coche blanco lo recogió y lo sacó del lugar.
Marisela -que hoy reposa junto a los restos de su hija Rubí- sabía que la iban a matar. Y aun así dio el paso. Marisol Valles, en cambio, no se percató en un principio de lo que significa enfrentarse al crimen. El pasado mes de octubre, ante la negativa de todos los hombres, decidió hacerse cargo de la policía de su municipio, Práxedis G. Guerrero, fronterizo con Estados Unidos, en pleno Valle de Juárez. Ante la estupefacción de medio mundo, Marisol Valles, de 20 años de edad, madre de una recién nacida y estudiante de Criminología, se convirtió en la jefa de 19 policías, nueve de ellos mujeres. Los antecedentes no eran halagüeños precisamente. Solo un par de días antes, en el pueblo de al lado, el crimen había abatido sin contemplaciones a un comisario y a su hijo. ¿Quién los mato? Posiblemente los mismos que, unas semanas después y sin que trascendiera a la opinión pública, empezaron a mandarle mensajes envenenados a Marisol Valles. Tal vez fueron los hombres de Vicente Carrillo, jefe del cartel de Juárez, o tal vez los del Chapo Guzmán, jefe del cartel de Sinaloa. Lo que sí trascendió es que, cuatro meses después y sin decírselo ni al alcalde, la joven jefa de policía cogió a su hijo y cruzó la frontera para ponerse a salvo. No ha sido hasta ahora cuando, a través de una cadena de televisión estadounidense, Marisol Valles ha declarado con lágrimas en los ojos que sí, que tuvo miedo, que la amenazaron con asesinarla a ella, a su bebé, a su familia...
Mientras todo eso sucedía, muy cerca de allí, junto a un quirófano del Hospital General de Ciudad Juárez, el doctor Valenzuela seguía observando la progresiva destrucción de su ciudad, pero no solo de la suya. Como piezas de dominó que provocan con su caída la caída de las demás, muchas ciudades del norte del país se fueron convirtiendo en verdaderos campos de batalla -Tijuana, Reynosa, Matamoros- hasta terminar contagiando al seis doble, la joya de la corona, Monterrey, la capital del Estado de Nuevo León, otrora el orgullo indiscutible del México moderno y emprendedor y hoy una ciudad que vive de sobresalto en sobresalto. Sus vecinos se han acostumbrado a avisarse a través de las redes sociales -sobre todo a través de Twitter- de los bloqueos de carreteras que los sicarios de tal o cual cartel suelen organizar para evitar que los rivales o la autoridad los interrumpan mientras hacen de las suyas. Por ejemplo, el pasado martes, un vecino de Monterrey avisaba a través de su tuiter: "Situación de riesgo en Chapultepec y Revolución, hombres colgados en puente y disparos, eviten la zona #MtyFollow". El tuit informativo era contestado enseguida por TrackMty, una red ciudadana con más de 40.000 ciudadanos que intenta ayudar a los ciudadanos a no convertirse en víctimas de la violencia. Unas horas después, los periódicos locales ya traían la fotografía de los ahorcados en un puente del centro de Monterrey, a plena luz del día. La conmoción que viven ahora los regiomontanos ante la caída de su ciudad la vivieron ya hace tiempo los juarenses. También fueron testigos de cómo los intentos de rescatar la ciudad con la bayoneta calada fueron fracasando.
Lo cuenta el doctor Valenzuela: "Fue entonces cuando llegaron los militares a Juárez. Capturaron a muchos delincuentes. Pero no supieron armar los expedientes y los jueces los dejaban en libertad. La impunidad estaba por arriba del 98%. Ya teníamos una buena cantidad de homicidios todos los días, los secuestros se dispararon y se había puesto de moda el cobro de piso. A tu negocio llegaba un tipo, a cara descubierta, y te entregaba un papel con un número de teléfono: a partir de mañana recibirás protección a cambio de 5.000 pesos (300 euros) a la semana. Y si no pagabas... Empezaron a cerrarse gran cantidad de negocios y los homicidios ya superaban los 5.000. Ninguno se investigaba. La policía estaba infiltrada. La procuración de justicia no existía. Pedimos que viniera a la ciudad el presidente Felipe Calderón. Se nos dijo que el presidente iba a venir... Pero entonces pasó lo de Villas de Salvárcar y eso lo aceleró todo...".
Lo de Villas de Salvárcar... Hay un antes y un después de "lo de Villas de Salvárcar". Ocurrió el 31 de enero de 2010. Quince jóvenes que celebraban una fiesta en un barrio de Ciudad Juárez fueron acribillados. Desgraciadamente, no fue la crueldad del crimen lo que lo convirtió en famoso, sino unas declaraciones que hizo el presidente Felipe Calderón. Sin salirse de la versión oficial, que sostiene que la inmensa mayoría de los caídos desde 2007 son sicarios que se matan entre sí, el presidente de la República atribuyó la matanza a un ajuste de cuentas entre bandas. El patinazo no pudo ser mayor. Enseguida se supo que los muchachos eran en su mayoría buenos estudiantes y deportistas, víctimas de la espiral de locura y muerte que azota a Ciudad Juárez, donde en 2010, y a pesar del despliegue de más de 10.000 policías federales, se produjeron 3.100 homicidios. El presidente Calderón no tuvo más remedio que ir ocho días después a Juárez y disculparse ante los familiares de los muchachos. Una de las madres, Luz María Dávila, rota por el dolor, lo encaró: "Disculpe, señor presidente, yo no le puedo decir bienvenido porque para mí no lo es. Yo quiero justicia. Mis hijos eran dos muchachitos que estaba en una fiesta. Y quiero que usted se retracte de lo que dijo. Dijo que eran pandilleros. Mentira. Mis dos hijos estudiaban y trabajaban. No tenían tiempo de andar en la calle. Eran mis dos únicos hijos y ya no los tengo. Ahora quiero justicia. Ustedes siempre hablan y no hacen nada. Quiero que se ponga en mi lugar y sienta lo que ahorita estoy sintiendo yo. No me diga que sí, ¡haga algo, señor presidente!".
Aquella súplica sigue pendiente. La situación del país va de mal en peor. La cifra de asesinatos, de secuestros, de asaltos, de robos... va en aumento. Durante los últimos meses han sido cientos los cadáveres encontrados en fosas clandestinas. Hay zonas, como Tamaulipas, donde el Estado no es capaz de garantizar la seguridad ni en la carretera principal, la 101, la que une la capital del Estado, Ciudad Victoria, con la fronteriza Heroica Matamoros. Hace unas semanas se supo que una madrugada sí y otra también, grupos de sicarios a bordo de lujosas camionetas y manejando fusiles de alto poder se sitúan al borde de la carretera, dan el alto a los autobuses de línea, suben a ellos, eligen a punta de pistola a unas cuantas mujeres y a unos cuantos hombres y los bajan. A ellas las violan allí mismo y a ellos se los llevan para intentar extorsionar a sus familias. Luego los entierran en fosas clandestinas. ¿Cuántos? No se sabe. ¿Quiénes? Tampoco. ¿Por qué? Menos. Estas tres preguntas con sus respuestas -o la falta de ellas- se pueden aplicar a la guerra que vive México. Más de 40.000 muertos, 9.000 sin identificar, 5.000 desaparecidos...
Y justo ahora, cuando todas las veredas parecían conducir inexorablemente al precipicio, un rumor ha empezado a escucharse en la calle. A ratos sordo como un lamento. A veces indignado. Ante la incapacidad del Gobierno de detener la sangría constante -y también de abrazar a las víctimas de la barbarie-, un hombre de pelo cano, sombrero de paja y dos relojes en la mano izquierda, se ha puesto en camino. Se llama Javier Sicilia. Es poeta. Como la mayoría de los mexicanos, observaba con horror la deriva de su país. Pero también como la mayoría, permanecía quieto. El pasado 28 de marzo, su hijo Juan Francisco, de 24 años, fue asesinado en Cuernavaca junto a otros cuatro jóvenes y dos adultos. Sicilia, que se encontraba en Filipinas, regresó a México, anunció que jamás volvería a escribir poesía, puso junto a su reloj el de su hijo y se echó a la calle para intentar recuperar la conciencia cívica, enfrentarse al miedo, reclamar justicia.
-¿Por qué, en vez de encerrarse en su dolor, ha salido a la calle a decir basta?
-Por dignidad. Y por mi hijo. Porque su desgracia le está poniendo cara y nombre a la de 40.000 desconocidos. Y, sobre todo, porque tengo que hacer todo lo posible para que no muera ni un muchacho más.
A través del poeta Sicilia, de Marisela Escobedo o de Luz María Dávila, los mexicanos se han ido enterando de que la versión oficial no es del todo cierta. Que muchos de los 40.000 muertos tal vez sí fueran sicarios, pero que otros muchos no pudieron evitar su mala fortuna.
Un día, sin avisar, la guerra vino a buscarlos.
La sociedad civil quiere reformas y busca culpables
Hasta ahora, la sociedad civil había estado callada a pesar de la situación de extrema violencia que vive México. Sin embargo, una caravana encabezada por el poeta Javier Sicilia ha recorrido la mitad norte del país -desde Cuernavaca hasta Ciudad Juárez- para hacer visible el sufrimiento de las víctimas. Al llegar a su destino, se hizo público un pacto ciudadano por la paz. Estos son los principales puntos.
» 1. Exigimos esclarecer asesinatos y desapariciones y nombrar a las víctimas.
Se deben esclarecer y resolver los asesinatos, las desapariciones, los secuestros, las fosas clandestinas, la trata de personas y el conjunto de delitos que han agraviado a la sociedad. Determinar la identidad de todas las víctimas de homicidio es un requisito indispensable para generar confianza.
Exigimos a las autoridades estatales y federal la resolución pública que presente a los autores intelectuales y materiales de algunos de los casos emblemáticos que han agraviado a la sociedad, entre ellos la familia Reyes, Marisela Escobedo y su hija Rubí, las niñas y niños de la guardería ABC, la familia Le Barón, los jóvenes de Villas de Salvárcar, los jóvenes de Morelos.
Convocamos a la sociedad civil a rescatar la memoria de las víctimas de la violencia, a no olvidar y exigir justicia colocando en cada plaza o espacio público placas con los nombres de las víctimas.
» 2. Exigimos poner fin a la estrategia de guerra y asumir un enfoque de seguridad ciudadana. Se debe cambiar el enfoque militarista y la estrategia de guerra de la seguridad pública y asumir una nueva estrategia de seguridad ciudadana con enfoque en los derechos humanos.
» 3. Exigimos combatir la corrupción y la impunidad.
Se requiere una amplia reforma en la procuración y administración de justicia que dote de verdadera autonomía al Ministerio Público y al Poder Judicial que establezca el control ciudadano sobre las policías y los cuerpos de seguridad, avance en la reforma de los juicios orales y establezca sistemas más efectivos de control judicial que reduzcan la discrecionalidad en los procedimientos y resoluciones de fondo.
» 4. Exigimos combatir la raíz económica y las ganancias del crimen.
La criminalidad y su violencia tienen como su motor las ganancias derivadas del narcotráfico, los secuestros, la trata de personas, la extorsión, la venta de protección y demás delitos que después reinyectan los recursos en la economía mediante el lavado de dinero. Exigimos un combate frontal al lavado de dinero y activos de los delincuentes.
» 5. Exigimos la atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social.
Exigimos una política económica y social que genere oportunidades reales de educación, salud, cultura y empleo para jóvenes porque son las y los principales víctimas de esta estrategia.
» 6. Exigimos democracia participativa.
Mejor democracia representativa y democratización en los medios de comunicación.
Los 'narcos' reclutan menores por la fuerza
Los 'narcos' reclutan menores por la fuerza para convertirlos en sicarios

Entre las seis chicas detenidas esta semana había dos menores de 16 años. | Efe
- Los expertos los llaman los 'desechables' porque 'los usan y lo tiran'
- Se calcula que 30.000 menores trabajan para el crimen organizado
- La última prueba: las 'sicarias' de los Zetas detenidas esta semana
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Las chicas posaron ante las cámaras de espaldas porque la ley protege su imagen como menores de edad. Pero a sus 16 años no habrá nada que las salve de ser procesadas como sicarias, miembros del crimen organizado en México. Como a las que miraban a los objetivos, no mucho mayores que ellas (18, 19 y 21 años). En total, seis adolescentes que trabajaban para los Zetas, que se entrenaban para matar.
Su historia, conocida tras su detención esta semana, ha conmocionado al país, que ve cómo a medida que avanza la guerra contra el 'narco' se aniñan los rostros de quienes están al servicio de los cárteles. A más muertos (y van ya más de 40.000), menos años entre quienes alimentan las filas diezmadas de los sicarios. Y cada vez son más los que aprenden a usar un fusil mucho antes de poder conducir o votar.
"Hemos detectado que el esfuerzo de los cárteles se está focalizando en los menores", asegura a elmundo.es el presidente de la Red de Protección de la Infancia en México, Juan Martín Pérez García, "porque no importan a nadie, porque no tienen nada, les salen mucho más baratos que los adultos y saben que si les hacen algo quedarán absolutamente impunes. Los usan, los explotan y se deshacen de ellos. Por eso ya se les llama, como ocurrió en Colombia, los 'desechables'".
Los 'desechables' son nada menos que 30.000 menores, 30.000 niños que, según el informe de REDIM, están relacionados de uno u otro modo con la delincuencia organizada en México e involucrados en la comisión de 22 tipos de delitos (tráfico de droga, secuestro, extorsiones, contrabando, piratería, corrupción... y asesinatos).
Narcoexplotación de menores
La cifra no es oficial porque nadie en las instituciones gubernamentales se ocupa de llevar esta cuenta ni de estudiar un fenómeno preocupante. Lo hace la Red de Derechos de la Infancia de México, que dado el resultado de sus informes ha comenzado a hablar de 'narcoexplotación' de menores. "Hay algunos chicos que quieren formar parte de las organizaciones de forma voluntaria, pero la mayoría son reclutados de manera forozosa y obligados a trabajar para ellos bajo amenazas", advierte el presidente de la organización, Juan Martín Pérez García.
La cosa es más o menos así: los sicarios localizan una población vulnerable, una familia pobre y se acercan al niño o a la niña. Les ofrecen regalos inalcanzables para ellos, como ropa de marca o teléfonos móviles. Después, les llevan a algunas de sus fiestas. Y cuando ya se han ganado su confianza, les dan a elegir entre trabajar para el cártel o ver morir a su familia. "La media de edad es de 13 años", revela Juan Martín Pérez García. "A los chicos les ponen a hacer primero de 'halcones' (informantes) y a las chicas, tras hacerles creer que son sus novias, las dedican a la explotación sexual".
Ser 'halcón' es el primer paso de una carrera criminal que puede terminar con un fusil entre las manos y algunos cadáveres sobre la conciencia en muy poco tiempo. Como las chicas detenidas esta semana. U otro arrestado también el jueves pasado por asesinar y descuartizar a dos escoltas del gobernador de Nuevo León. 'El mijas', lo apodan, y tiene 18 años recién cumplidos.
En la invstigación tras el hallazgo de casi 200 cuerpos en las fosas clandestinas de Tamaulipas se encuentra la declaración de uno de los 74 detenidos por la matanza. Con tan sólo 20 años ha reconocido haber participado en ¡200! crímenes y eso solo es posible si uno empieza a acumular víctimas desde mucho antes de cumplir la mayoría de edad.
Pero, sin duda, ha sido 'El Ponchis' quien se ha convertido en el paradigma de lo que está sucediendo. 'El niño sicario', como se le conoce en México, fue detenido con 14 años en diciembre pasado cuando huía, aseguró él, del Cartel del Pacífico Sur. En su declaración relató que fue 'levantado' (secuestrado) por estos narcotraficantes y que con tan solo 11 años empezó a prestarles sus servicios bajo amenazas de muerte y el efecto de las drogas que le daban. Para cuando lo metieron entre rejas, ya sabía lo que era degollar a cuatro personas.
¿Asesinos o víctimas?
"En realidad 'El Ponchis' es una víctima del sistema, del vacío oficial, de la inexistencia de instituciones que protejan a los menores", subraya el presidente de la Red de Derechos de la Infancia, "no hay nadie que se preocupe cuando el niño empieza a faltar al colegio o cuando deja de ver a su familia, no existe programa alguno para ofrecerles una alternativa de futuro y para los narcotraficantes encontrar niños vulnerables es muy fácil en un país donde según acaba de confirmar la OCDE, uno de cada cuatro menores vive en la pobreza".
No es que la oferta de los 'narcos' les saque tampoco de pobres, pero... "En Ciudad Juárez hablan de que les pagan unos 1.000 dólares al mes, que puede no parecer mucho, pero para ellos sin duda lo es", revela Juan Martín Pérez García. "Y en Morelos, algunos chicos han contado que les ofrecían entre 2.000 y 2.500 por asesinato". Las 'cachorras' de los Zetas han declarado que a ellas 'solo' les ofrecieron entre 300 y 500 euros al mes.
Lo más grave es que con la misma facilidad que los reclutan, prescinden de ellos con sus más despiadados métodos. "Cuando intentan huir, los matan, los ejecutan como hacen con los adultos de un cártel rival", denuncia Pérez García, "en los últimos meses estamos viendo un aumento de las víctimas que son menores y ya han aparecido incluso cuerpos de menores descuartizados en estados como Guerrero".
Asad se dirigirá al país mientras crece la presión
Asad se dirigirá al país mientras crece la presión para que ponga fin a la violencia

Una mujer sostiene una pancarta que pide la salida de Assad. | Afp
Agencias | Damasco | Bruselas
El presidente Bashar Asad pronunciará un discurso este lunes sobre la evolución de Siria, presa de una revuelta sin precedentes en contra de su régimen sangriento, según anuncia la agencia oficial de noticias SANA. El mismo día que los ministros de Exteriores de la Unión europea se reunen para preparar nuevas sanciones por la continua represión de Damasco.
Este domingo varios grupos opositores denunciaron la continuación de las campañas de detenciones de decenas de ciudadanos en distintos puntos del país, incluidos los que están cerca de la frontera con Turquía. Al menos trece jóvenes fueron detenidos en la zona de Sheij Mahedin en Damasco.
El presidente "dará un discurso mañana (lunes) al mediodía (09.00 horas GMT) sobre la evolución de Siria", dijo la agencia sin dar más detalles.
Esta será la tercera intervención pública de Assad desde el comienzo el pasado 15 de marzo de la revuelta contra de su gobierno.
Según el Observatorio sirio de los Derechos Humanos, 1309 civiles y 341 miembros de las fuerzas de seguridad han sido asesinados desde entonces. Desde mediados de marzo pasado, Siria es escenario de revueltas populares que piden la introducción de reformas políticas y la caída del régimen, que por su parte acusa a grupos armados y a una gran conspiración internacional de estar detrás de las protestas .
Nuevas sanciones
Este lunes también es el día elegido por los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) para empezar a preparar nuevas sanciones contra miembros del régimen sirio por la constante represión de Damasco contra los manifestantes, según informan fuentes comunitarias.
Los 27 socios del bloque comunitario tomaron la decisión de endurecer el tono contra el régimen de Bashar el-Assad tras constatar que sanciones anteriores, como la congelación de haberes de personas del entorno del régimen y la prohibición de entrada a la UE, no han servido para frenar la represión.
Debido a que el régimen de Damasco ha hecho caso omiso a las insistentes peticiones de reformas democráticas de parte de la UE, el bloque aumentará la presión, indicaron fuentes diplomáticas en Bruselas.
El fantasma de Bucareli
El fantasma de Bucareli
La agenda de Blake se va en temas ajenos a la labor de la Segob: se centra en su búsqueda por la gubernatura de Baja California.
Ana Paula Ordorica
En Bucareli hay un fantasma. Francisco Blake Mora lleva poco más de 11 meses como secretario de Gobernación, sin un solo logro o acierto del cual presumir.
El tema es pertinente por el desastre político para el gobierno federal en el estado del secretario, Baja California, con el operativo Hank Rhon.
Desastre que se explica porque Blake no tiene interlocución con los actores relevantes. Ni en México ni en Estados Unidos.
El trabajo de reunirse con líderes parlamentarios, dirigentes partidistas, gobernadores, empresarios y otros secretarios lo hacen Roberto Gil, Alejandra Sota y Gerardo Ruiz desde Los Pinos, con un perfil mucho más bajo que el que tenía Juan Camilo Mouriño cuando era jefe de la Oficina de la Presidencia.
Las juntas en Washington con la titular de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, que había construido bien Fernando Gómez Mont, se iniciaron mal: con un plantón telefónico porque, entre el secretario y sus asesores, ninguno se acordó de la hora de diferencia que hay entre Washington y la Ciudad de México.
La agenda de Blake se va en temas completamente ajenos a la labor de la Segob. Pero no al estilo Francisco Ramírez Acuña que, con la figura fuerte de Juan Camilo en Los Pinos, hizo el trabajo de lo que podría bien llamarse coordinador general ante desastres naturales.
No, la agenda de Blake se centra en su búsqueda por la gubernatura de Baja California. Atrás quedaron los tiempos en los que los titulares de la Segob aspiraban a ser Presidente de la República.
Lo que sí sabemos que ha hecho el secretario es festejarse bien su cumpleaños. Cual niño de primaria, toda una semana hubo fiesta con amigos de Tijuana que llegaron al DF, se hospedaron en dos hoteles ubicados cerca de la Secretaría y se dedicaron a celebrar al titular de la Segob durante toda una semana.
Si pensamos en los temas relevantes que debieron o deberían ser resueltos desde su oficina, el balance es un desastre. Su negociación con los integrantes del SME provocó que al final se le tuviera que dar la toma de nota a Martín Esparza.
En la necesidad de definir a los tres consejeros del IFE, el asunto permanece empantanado. Por ello el Presidente ha lanzado un exhorto a los legisladores para que aprueben un periodo extraordinario que, entre otros temas, resuelvan el asunto.
Pero ese llamado presidencial no estuvo acompañado de una labor previa de negociación entre la Segob y la Cámara de Diputados. O sea, no se hizo la chamba.
Para el relevo de los ministros de la Corte, el asunto acabó resolviéndose a favor de Jorge Pardo Rebolledo. No sin antes tener un proceso atropellado que llevó a la negativa completa de la primera terna enviada por el Presidente.
Todos estos son temas que debiera ver, negociar y avanzar el secretario de Gobernación. Pero no sucede.
Ante el fantasma de Bucareli y la ausencia de una figura similar a la de Juan Camilo como operador en Los Pinos, ¿quién está manejando la política en el país?
EU frena la recuperación económica mundial
EU frena la recuperación económica mundial, advierte el FMI
La economía mundial crecerá en 2011 un 4.3 %, una décima menos que lo pronosticado por el organismo en abril
EFE
La economía mundial crecerá en 2011 un 4.3 %, una décima menos que lo pronosticado por el FMI en abril; con las economías avanzadas en una tasa positiva del 2,2 % frente al 6,6 % de los mercados emergentes.
La sorpresa del informe es que el lastre de la recuperación sea el lánguido comportamiento de la economía de EU, cuyas previsiones el FMI redujo hoy en tres décimas, hasta el 2,5 % para este año, y en dos para 2012, hasta el 2,7 %.
Como factores, el Fondo explicó que Estados Unidos aún no se ha recuperado de la explosión de la burbuja inmobiliaria y que el terremoto en Japón ha afectado su productividad por las alteraciones en la cadena de suministro.
Sin embargo, estos son considerados elementos temporales, y el temor de fondo en torno a EU se encuentra en las dudas que genera el plan de ajuste fiscal en el país en un contexto de frágil recuperación económica y abultado endeudamiento.
"Para EU es crítico que encare inmediatamente su tope de endeudamiento y lance un plan de reducción del déficit que incluya la reforma de los programas de ayuda social y el aumento de los ingresos impositivos", subrayó el FMI.
La nota positiva del nuevo informe del Fondo, que actualiza las Perspectivas Mundiales de la Economía de abril, es el ligero repunte de la zona euro, cuya previsión de crecimiento elevó en cuatro décimas para 2011, hasta el 2 %, una mejora de la que no beneficia a España, a la que mantiene sin cambios con una previsión de crecimiento del 0,8 %.
Tras esta reactivación se encuentra la primera economía de Europa, Alemania, que aumenta sus previsiones de crecimiento para 2011 siete décimas, hasta el 3,2 %; a la que se suma Francia, que se espera que cierre ahora el año en 2,1 %, cinco décimas por encima de lo previsto.
Para 2012, el organismo internacional mantiene sus previsiones en 4,5 % para el conjunto de la economía mundial.
Los mercados avanzados crecerán el año próximo, el 2,6 %, mientras que los emergentes lo harán un 6,4 %.
En Europa, el desafío sigue centrado en los países de la periferia, como Grecia, Irlanda y Portugal, "cuyas crecientes percepciones de riesgo subrayan la necesidad de poner en práctica los programas de ajuste y desarrollar un enfoque comprensivo de la gestión de las crisis en la zona euro".
En Latinoamérica y el Caribe, el FMI revisó hoy ligeramente a la baja la previsión de crecimiento que situó en el 4,6 % para 2011 y en el 4,1 % para 2012, una décima menos que lo que esperaba hace dos meses.
No obstante, el crecimiento permanece "robusto" en el conjunto de la región, según la última actualización del FMI, con Sudamérica como motor de desarrollo gracias a "los altos precios de las materias primas y fáciles condiciones de financiación externa".
Japón, por su lado, verá contraerse su economía un 0,7 % en 2011, una caída de 2,1 puntos porcentuales respecto a las previsiones de abril, debido a las consecuencias del terremoto y del tsunami que afectaron al país el pasado marzo.
Para el 2012, sin embargo, el FMI augura un 2,9 %, 8 décimas más que lo previsto hace sólo dos meses.
Desde el punto de vista financiero, el FMI destacó que los riesgos han aumentado desde abril y advirtió sobre los peligros de seguir con bajas tasas de interés en las economías avanzadas que genere grandes flujos de capital hacia otras regiones y se creen así peligrosos desequilibrios.
Además, lamentó que las reformas en "la robustez de los sistemas financieros han sido insuficientes hasta el momento" e instó a que se acelere su proceso de saneamiento, algo indispensable para apoyar la recuperación económica en marcha.
Ante este desigual panorama económico, el Fondo recomendó a las autoridades de los mercados avanzados, como EU, Europa y Japón, mantener las "políticas acomodaticias", pero urge a los bancos centrales a permanecer atentos ante futuras presiones inflacionarias.
En el lado expansivo, se encuentra Asia, con un crecimiento estimado para 2011 y 2012 del 8,4 %, sin variaciones respecto a las previsiones de abril.
Para administrar la bonanza, el FMI recomienda a los países asiáticos que registran grandes superávit por cuenta corriente que dejen apreciarse sus monedas y aprovechen para realizar reformas estructurales a fin de garantizar un crecimiento equilibrado y la creación de empleo a medio plazo.
Es tiempo de poner fin a la fracasada guerra contra las drogas
Es tiempo de poner fin a la fracasada guerra contra las drogas
Jesse Jackson *
¿Cómo poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, que es un abyecto fracaso? No, no es Afganistán. Este mes marca el 40 aniversario del día en que Richard Nixon lanzó la guerra a las drogas. Y ahora, cuatro décadas después, sería imposible inventar un fracaso más completo.
Se ha gastado alrededor de un billón de dólares en esta guerra. Millones de ciudadanos que no representaban una amenaza para nadie han sido encarcelados. Unos 2.3 millones saturan hoy las prisiones de Estados Unidos, 25 por ciento de los cuales han sido arrestados por crímenes no violentos relacionados con las drogas.
Nuestros vecinos del sur –México y Colombia– son arrasados por la violencia de las bandas y la corrupción. En Afganistán, donde nuestros soldados arriesgan la vida, entre un tercio y la mitad de toda la economía es generada por el comercio de opio y heroína. Todo esto ocurre en reacción a actos no violentos que hace un siglo ni siquiera eran crímenes.
Sin embargo, pese a todo ello, las drogas son tan asequibles hoy como hace 40 años, y más baratas. Como concluyó el zar antidrogas de Estados Unidos, Gil Kerlikowske: En el esquema amplio, no ha tenido éxito. Cuarenta años después, la preocupación por las drogas, y el problema de las drogas, si acaso, se han magnificado, intensificado.
Y las bajas de esta guerra se multiplican. La guerra a las drogas se convirtió, desde un principio, en una nueva ofensiva de segregación racial contra la gente de color. Si bien los blancos abusan de las drogas a tasas más altas que los afroamericanos, los afroamericanos son encarcelados a 10 veces la tasa de los blancos por delitos relacionados con drogas. Millones han sido privados del derecho al voto al haber sido condenados por crímenes no violentos. Cientos de miles han muerto y millones sufrieron porque la guerra a las drogas volvió más difícil tratar la adicción como un problema de salud pública.
Ahora la crisis fiscal estatal obliga a los estados –incluso a estados como el conservador Texas– a vaciar las sobrepobladas prisiones y buscar alternativas al encarcelamiento. Y sin embargo la guerra a las drogas prosigue, el dinero se desperdicia, la violencia y la corrupción crecen, y más vidas se arruinan.
En un nuevo informe, la Comisión Global de Política sobre Drogas llama a reconocer que la guerra es un fracaso y virar hacia hacer frente a las drogas como un problema de salud pública.
He pasado décadas hablando con hombres y mujeres jóvenes acerca del peligro de las drogas, en salones de clase, en sótanos de iglesias, en prisiones y en la calle. El flagelo de las drogas destruye vidas y esperanza. Pero lo mismo hace la guerra a las drogas.
Debemos usar el 40 aniversario de una guerra fallida para poner en cuestión esa guerra. ¿Qué pasaría si tratáramos la adicción a las drogas como la adicción al alcohol, como un problema de salud pública? La mariguana origina la mitad de todos los arrestos relacionados con drogas en Estados Unidos; despenalizarla ahorraría millones que podrían utilizarse para tratar a los adictos en vez de para arrestar muchachos. Las alternativas al encarcelamiento se deben preferir para aquellas personas que no representen amenaza para otros.
Los mandatos severos y las sentencias mínimas deben revocarse. ¿Por qué no sacar la drogadicción del sistema de justicia penal y atenderla en el sistema de salud pública? Sin duda sería mejor gastar el dinero, no en encerrar a las personas, sino en clínicas que atiendan su enfermedad.
Poner fin a la guerra a las drogas no significa abandonar el esfuerzo de regularlas, de enseñar a los niños sus peligros, o de tratar a quienes dependen de ellas.
Sí significa, en cambio, no desperdiciar millones de vidas más y miles de millones de dólares más en una guerra que no se puede ganar.
La guerra a las drogas ha sido lanzada por ambos partidos. Los políticos han adoptado posturas severas en torno al crimen, compitiendo para inventar los castigos más rigurosos. El dinero no ha sido obstáculo. Todo un complejo de prisiones –con poderosos intereses privados– ha crecido para confinar a los prisioneros de esta guerra. Pero ahora, 40 años después, ¿no es tiempo de hacer a un lado las posturas y tener un debate fundamental sobre las alternativas a esta guerra fallida?
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