Elecciones peruanas: ¿entre dos males?
El domingo pasado los peruanos votaron para elegir presidente. Ninguno de los candidatos consiguió superar el 50% de los votos, con lo cual hay segunda vuelta. Los que han pasado a segunda vuelta son el ex militar Ollanta Humala y la hija del presidente Fujimori, Keiko. El primero con un 30% de los votos y la segunda con un 23% (escrutadas 80% de las mesas). Según lo que he visto y escuchado en las últimas 24 horas, paradójicamente, los dos candidatos que dirimirán la presidencia son los que más rechazos tienen entre la población peruana. Según Vargas Llosa, los peruanos tendrán que elegir entre “el sida y el cáncer” ya que aquellos representan la extrema izquierda (Humala) y la extrema derecha (Fujimori). Los candidatos centristas, moderados, que continuarían con las políticas actuales que han permitido que la economía peruana crezca un 6% promedio anual en los últimos 8 años (es cierto que el “viento de cola” mundial ha hecho crecer al 90% de los países del planeta) se presentaron divididos y ninguno de ellos pudo meterse en la segunda vuelta. La economía peruana se ubica en el puesto 41 en el índice de libertad económica, con una calificación cercana al 70%, superando el promedio regional y mundial.
El 5 de junio parecería que el electorado peruano estará eligiendo entre dos vías: una que aparentemente podría conducir hacia el modelo bolivariano o el socialismo del siglo XXI que conduce Hugo Chávez, la otra que encarna la hija del ex presidente Fujimori, que también expresaría un populismo democrático autoritario. Lo que se sabe es que quien sea elegido presidente lo hará con votos moderados, de gente que ha elegido por “el menos malo” (en el ballotage siempre es así cuando el candidato propio no supera la primera vuelta. Quizás esto le ponga ciertas restricciones al triunfador en su acción de gobierno. Seguramente veremos al candidato Humala esforzarse denodadamente en captar ese voto moderado, separándose en público de los “sospechosos de siempre” y supuestos amigos (Chávez, Evo Morales, Correa, etc.) que no parecen ser mayoritariamente apoyados o queridos por el electorado peruano. Humala tendría que hacer un esfuerzo mayor que Fujimori en esta segunda vuelta ya que él representaría más claramente la posibilidad de abandonar las políticas de los últimos años. Rápidamente empezaremos a saber hacia dónde se inclina el electorado peruano mediante las encuestas. Parece una película de terror, donde el protagonista tiene que elegir entre ser alcanzado por Frankenstein o por Drácula.
¿Moraleja? Si hay una es que por querer quedarse con todo no consiguieron nada: los que todos dicen ser los candidatos moderados obtuvieron, sumando todos los votos, un 45% del total. Lo cual los hubiera convertido en el partido más votado de haber ido con un candidato único (si bien, como dicen los analistas y encuestadores, en política 1 +1 no es 2 muchas veces). El ex presidente Toledo y su ex ministro de economía obtuvieron sumados el 35% de los votos. Me pregunto: ¿por qué no habrán hecho una fórmula conjunta? ¿Qué habrá sido lo que los separó en esta oportunidad?
La guerra del narcotráfico llega a Centro América
La guerra del narcotráfico llega a Centro América
La revista The Economist en su versión electrónica publicó hace tres días una columna que desnuda la violenta realidad que estamos viviendo. La columna se titula “The Drug War Hits Central America” y en la primera parte hace un recuento de la débil situación de las instituciones del país, del control de las mafias de las prisiones y señala que el triángulo norte de Centro América (léase Guatemala, Honduras y El Salvador) es una de las áreas más violentas del mundo. Agrega que para arreglar la situación se necesita una lista de cosas: una reforma en la policía, en las prisiones y en el sistema de justicia; mejor manejo de la inteligencia del estado y de la información; más oportunidades para la gente joven y más equipo para combatir el narcotráfico. Eso ya se sabe y el artículo lo enfatiza.
Ahora bien, la parte medular del artículo es la siguiente y está al final del mismo. Señala que “los gobiernos de Centro América no son los únicos responsables y agrega que las políticas anti-drogas de los EEUU son parte de la culpa ya que cualquier programa anti-drogas que se implemente no resolverá el problema fundamental: mientras las drogas sean prohibidas y, por ende, suministradas por criminales, sacar a los narcotraficantes de un lado sólo los empuja hacia otro lado”. Termina diciendo el artículo que ‘’a menos que las drogas sean legalizadas, eso es lo único que puede hacer Centro América”. La traducción es mía y les recomiendo que mejor lo lean por sí mismos. Hagan el link. Se los recomiendo.
Los límites del populismo en Guatemala
¿Cómo definir al populismo? De manera sintética serían aquellas políticas económicas cuyo objetivo es incrementar la redistribución de ingresos (vía el Estado) mediante el consumo del capital. ¿Cómo se hace esto? De múltiples maneras: controles de precios, incremento tributario a las personas de mayor capacidad de ahorro, prohibiciones de exportación, congelamiento de las tarifas de servicios públicos, regulaciones, etc. En síntesis, “pan para hoy y hambre para mañana”.
Todos en el planeta sabemos que ni Santa Claus ni los Reyes Magos existen, son los padres o abuelos o parientes los que hacen los regalos el 24 de diciembre y el 6 de enero de cada año. Los bienes y servicios no son maná del cielo, hay que producirlos. Y para producirlos tiene que haber un proceso de capitalización previo, es decir, ahorro y luego inversión. El populismo intenta, muchas veces con éxito rotundo, que el consumo presente se incremente a niveles altísimos gracias a la redistribución que puede hacer el Estado. Claro que para eso alguien tiene que pagar la “fiesta”. El reparto de bienes y servicios se financia, en este tipo de políticas, confiscándoles a otros sus ingresos y patrimonios, es decir, afectando en última instancia la inversión presente y por ende el consumo futuro. No hay producción futura si no hay inversión presente.
Hace un par de semanas participé de un debate en la universidad en el cual discutimos las posibilidades que en Guatemala existen para que un proceso de populismo se profundice (mayor al que tradicionalmente hay). Después de idas y vueltas, mientras los otros ofrecían sus diversos argumentos a favor o en contra, hice una cuenta simple. Si se considera que una persona deja de ser pobre (creo que esto lo mide así el Banco Mundial) cuando su ingreso supera los $3 diarios, me pregunté: cuánto costaría que el Estado guatemalteco reparta esa cantidad de dinero entre la población pobre. Veamos: si hay aproximadamente 7 millones de pobres en Guatemala (el 50% de la población total) este programa anti-pobreza tendría un costo de unos $7.665 millones anuales, el equivalente a casi 20% del PIB. El presupuesto actual del gobierno central guatemalteco es de unos 52.000 millones de quetzales y este programa tendría un costo de poco más de 61.000 millones de la misma moneda. O sea, habría que incrementar el gasto público en un monto similar a las erogaciones actuales que financian todas las funciones del Estado guatemalteco. Para ser más precisos habría que aumentar el gasto público un 117% más. Obviamente, imposible.
En los últimos 25 años cientos de millones de personas en el planeta han salido de la pobreza pero no gracias al reparto populista sino al aumento de ingresos vía una mayor productividad. El mejoramiento del “clima de negocios” ha desatado un proceso de inversión en regiones como la India, China, países africanos y latinoamericanos cuyas tasas de crecimiento superaron anualmente el 6 o 7% (en China un poco más, el 9 o 10% anual).
Este tipo de procesos no es un juego de suma-cero, como el que aman los populistas, sacarle a unos para regalarle a otros. Es un juego de suma-positiva, un proceso donde todos ganan. Mayores inversiones en contextos de mercados abiertos y competitivos conducen a un aumento de productividad que se refleja en mayor cantidad de bienes y servicios, menores costos de producción unitarios, mayor rentabilidad y, también, mejores salarios. El populismo tiene “patas cortas”, claro que a veces ese corto plazo dura demasiado respecto a la vida de las personas. Quitándole el fruto del esfuerzo a algunos para repartirlo entre otros solo mejora la situación de los más pobres al principio, pero los condena a la pobreza en el mediano y largo plazo ya que el stock de inversiones sufre por la mayor confiscación.
Publicado originalmente en Proceso Económico el 7 de marzo de 2011.
Al fin, un avance en el TLC con Colombia
Sin sorprender a muchos, la administración de Obama anunció ayer que ha logrado un acuerdo con Colombia para abordar las preocupaciones acerca de las protecciones laborales y finalmente avanzar hacia la ratificación del estancado tratado de libre comercio entre nuestros dos países. Esta es una buena noticia para la expansión del comercio y para fortalecer los lazos con un un aliado clave en América Latina.
Se espera que la llegada a Washington a fines de esta semana del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, consolide el tratado. A cambio del acuerdo, Colombia ha accedido en aumentar sus esfuerzos para proteger de la violencia a los miembros de sindicatos y enjuiciar a los responsables con más severidad.
Como mi colega Juan Carlos Hidalgo y yo documentamos a principios de este año en un estudio publicado por el Cato Institute, las preocupaciones sobre las protecciones laborales nunca fueron una razón válida para demorar la vigencia de este acuerdo. La tasa de homicidios en Colombia ha disminuido dramáticamente durante la última década y la tasa de asesinatos de trabajadores sindicalizados ha disminuido aún más rápidamente. Un trabajador sindicalizado en Colombia tiene hoy un sexto de la probabilidad de ser víctima de homicidio que la que tiene un ciudadano común que no pertenece a un sindicato. Mientras tanto, el gobierno de Colombia ha aumentado las condenas por homicidios de sindicalistas por un factor de ocho durante los últimos tres años.
Como señalaron esta semana los senadores del Partido Demócrata John Kerry y Max Baucus en un artículo de opinión que respaldaba el acuerdo, la Organización Internacional del Trabajo ha certificado que Colombia está cumpliendo con sus acuerdos internacionales de trabajo.
El obstáculo de la violencia laboral fue sólo una cortina de humo política que había sido utilizada por los dirigentes sindicales en EE.UU., quienes buscaron cualquier argumento para oponerse al tratado. Incluso el acuerdo anunciado no logrará convencer a la Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por sus siglas en inglés). El gobierno de Colombia podría haber resucitado a un centenar de sindicalistas asesinados y los sindicatos estadounidenses todavía hubiesen dicho que no se había hecho lo suficiente.
El avance de esta semana despeja el camino para que el congreso apruebe, con lo que según mis predicciones serán cómodas mayorías bipartidistas, los acuerdos comerciales pendientes con Colombia, Panamá y Corea del Sur.
Viaje con percance al final
La Universidad Francisco Marroquín me invitó a Guatemala del 16 al 25 de marzo último. Primero, para un seminario organizado por Liberty Fund de EE.UU. y, luego, para dictar clase a profesores, a empresarios, a alumnos de distintas facultades, para presentar un libro que coedité con el Rector de esa casa de estudios en homenaje a su fundador, para pronunciar la conferencia inaugural en un evento interuniversitario en la dieciochesca Universidad de San Carlos de la misma ciudad y, finalmente, como invitado a un programa de televisión y a otro de radio (el programa televisivo se llama “A Solas”, el mismo nombre del célebre conducido por Hugo Guerrero Marthineitz en Buenos Aires al que tantas veces fui invitado por este periodista peruano —ejemplo de independencia y coraje frente al poder— que hizo escuela en medios argentinos y al que aprovecho para rendirle sentido homenaje a raíz de su muy reciente muerte).
En Latinoamérica no hay un campus como el de la Francisco Marroquín, ni con jardines tan espaciosos y tan estéticamente concebidos, ni con una biblioteca mejor dotada ni con aulas acondicionadas con tanto apoyo logístico sofisticado. En la visita todo marchó sobre rieles y fue sumamente gratificante hasta que, de regreso, me topé con los agentes de seguridad del aeropuerto guatemalteco. Aclaro que ya de por si las migraciones y, sobre todo, las aduanas afectan grandemente mi psique, mi estado físico y moral. No alcanzo a comprender las razones de la existencia de los llamados “vistas de aduana” que estimo podrían liberarse para que dediquen sus energías a actividades útiles, cuya misión consiste en alegar que traer bienes más baratos y de mejor calidad perjudicaría gravemente la condición económica de los locales y, en no pocos casos, la viva insinuación de cohecho (o ambas cosas a la vez), sin percibir que toda la parafernalia montada a esos efectos apunta a otorgarle mercados cautivos a barones feudales que la juegan de empresarios con serios perjuicios para todos los consumidores. De allí es que el contrabando viene a mitigar semejantes daños, en lugar abolir las barreras aduaneras que, entre otras cosas, anulan gigantescos esfuerzos de la humanidad para reducir los costos de fletes marítimos, aéreos y terrestres.
Y si en el control aduanero se pretende frenar el tráfico de drogas alucinógenas para usos no medicinales (que por otra parte en todos los países ingresan por vías facilitadas por autoridades corruptas comprometidas en el negocio), es menester insistir en que el flagelo no se combate con la prohibición (de la misma manera que no sirvió para el alcohol con la Ley Seca) que, debido a descomunales márgenes operativos, solo estimula a los “pushers” para colocar el estupefaciente en colegios, bailables y similares y que permite la producción de las sintéticas al tiempo que afecta severamente las libertades individuales con costos siderales (de vidas y crematísticos), todo lo cual —salvo el entuerto del opio debido a la prohibición en China— no sucedió durante unos cuatro mil años que es muestra suficientemente representativa: desde dos mil años antes de Cristo hasta 1971 en la que comenzó esta inaudita y contraproducente “guerra” declarada y pergeñada por ex mafiosos del alcohol en vista de que perdieron sus descomunales ganancias anteriores.
Además, como Milton Friedman y Salvador de Madariaga, personalmente objeto la existencia del pasaporte, un salvoconducto característico de los regimenes totalitarios para permitir que ciertas personas puedan moverse de un lado a otro. En lugar de contar con documentaciones cruzadas provistas por privados en las relaciones sociales y comerciales cotidianas, se opta por documentos únicos exhibidos en las susodichas aduanas, lo cual facilita enormemente la falsificación y los desmanes terroristas (tal como ha escrito J. Harper esa inseguridad sería mejor entendida por la gente el día que los gobiernos decidan que las personas dispongan de una sola y misma llave para su casa, la oficina, el automóvil y la caja fuerte y, por si esto fuera poco, fabricada por el aparato estatal).
Además de mis escritos y cátedras en la materia, mi modesta contribución en el sitio consiste en pararme sobre la línea amarilla en la antesala de migraciones y no agradecer nunca después de haber sido vejado en absurdas revisaciones de mi equipaje (me afecta mucho incluso cuando observo que someten a otras personas a ese hurgar morboso, humillante y vacuo). Esta es entonces mi natural predisposición al cruzar fronteras que desde mi modo de ver solo y exclusivamente sirven para fraccionar el poder y evitar así la peligrosa concentración de funciones de un gobierno universal, pero nunca para suponer que un río, una montaña o una delimitación siempre artificial y fruto de evoluciones geológicas o acciones bélicas signifique transformar naturalezas y nexos causales diferentes de los que ocurren dentro de un país.
En el caso que nos ocupa, al llegar al detector de metales un señor estaba cruzando el artefacto de marras y pude comprobar que como lo habían obligado a sacarse los zapatos, sus medias oscuras estaban revestidas casi por completo de una especie de ungüento, como si el sujeto en cuestión hubiera metido los pies en sendos platos de sémola aunque, curiosamente, no dejaba huellas en el piso. Como a mi también me obligaron a descalzarme (y sacarme el cinturón y el saco) opté por caminar en puntas de pie realizando un esmerado y atento ejercicio de memoria para no apoyar mis extremidades donde lo había hecho mi antecesor.
Del otro lado me encontré con un ciudadano español que mantenía un acalorado debate con la mujer encargada de la seguridad en ese tramo. Pude escuchar el final del altercado con los ánimos ya muy caldeados por parte de ambos contendientes. En esa parte, la mujer que portaba una cara de mastín tipo dogo (un can que se produce en tierras argentinas para la caza del jabalí) pero con más papada y de cuya parte delantera brotaban inmensos pechos que a cierta altura se confundían con un muy adiposo abdomen, le gritaba al pasajero que si valoraba tanto el licor que pretendía portar que se lo bebiera allí mismo. Ese diálogo nada conciliador me alertó sobre lo que se me venía. Miré a los costados buscando con alguna ansiedad si lograba divisar algún otro u otra con quien tratar pero no tuve éxito en la pesquisa puesto que me tocó la referida dama con cara de mastín quien me indicó que abriera mi valija. Le dije del mejor modo posible que cuando viajo sin mi mujer el equipaje está muy mal acondicionado y que si lo abría no lo podríamos cerrar nuevamente. Me replicó de mala manera que si no la dejaba inspeccionar labraría un acta consignando mi “rebeldía para con la autoridad”. En vista del clima poco amistoso procedí a abrir el bulto y de acuerdo a mi conjetura saltaron como un resorte mis calzoncillos, camisas y demás prendas junto con varios libros que se desparramaron por la mesa inquisitorial que tenía delante de mí a la altura de las rodillas. El rostro púrpura de la funcionaria se tornó en una expresión de satisfacción directamente proporcional a mi estado de preocupación. Agarró mis efectos personales con la mayor de las desaprensiones y los pasaba a una bandeja de plástico bastante roñosa.
Después de este ejercicio detectivesco me miró fijamente y me dijo que me debían “decomisar” un jabón y un regalo para mi mujer de parte de una ex alumna mía que en ese instante percibí eran candelas que venían en un envase bastante llamativo. Le dije a esa especie de Gestapo autóctona que si se trataba de evitar episodios que pudieran poner en riesgo la seguridad de la aeronave que procedieran a verificar los dos adminículos para constatar sus inocencias. Me interrogó sobre el uso que le daba al jabón a lo que le respondí que era para lavarme la cabeza con la esperanza de mantener el volumen capilar (la conversación era digna de una producción cinematográfica de Woody Allen). No aceptó mi explicación que adornó con gestos enfáticos de reprobación con lo que mi paciencia se fue agotando paulatinamente y consigné que destrozaría el jabón y que el regalo para mi mujer también lo rompería (para que el mastín no usufructuara de esto último ya que lo primero no le serviría de mucho ya que se la veía con una calvicie bastante avanzada). Acto seguido arrojé con marcada vehemencia el obsequio al suelo y observé que no se rompió ni se afectó en los más mínimo, entonces decidí saltar sobre el, primero con un pie y luego con los dos sin obtener ningún resultado visible. A todo esto, se fueron agolpando pasajeros que no solo no mostraron ninguna solidaridad conmigo —tal como muchas veces ocurre con un asalto en la vía pública donde los vecinos se reúnen a mirar sin inclinación a ayudar a la víctima— sino que algunos me observaban con cierta sorna y en ademán de solicitarme que dejara de saltar como un energúmeno para desahogar mi fastidio.
Dado que el presente de mi ex alumna parecía absolutamente indestructible, la burócrata a cargo del operativo insistió en quedarse con mis dos pertenencias lo cual refrendó leyendo en voz alta la disposición correspondiente que con una ambigüedad superlativa declaraba casi todo como “elemento peligroso” y el resto lo dejaba en manos de la discrecionalidad “de la autoridad competente”. Le hice notar que se trataba de un texto ridículo. Frente a “tamaña manifestación” procedió a solicitar la presencia de un colega al que le trasmitió el adjetivo que yo había utilizado. Ese colega me llamó a un aparte y en aire doctoral me dijo que las normas se promulgaban para ser cumplidas. Le contesté que esas eran anti-normas puesto que las normas son para la cooperación social y la convivencia civilizada y que si en lugar de contar con disposiciones tan omnicomprensivas y arbitrarias que provenían del vértice del poder, cada empresa de aeronavegación pudiera establecer las pautas en competencia en el contexto de una inventiva descentralizada y a través de un proceso de prueba y error, se lograría un equilibrio entre la seguridad del avión y la comodidad de los pasajeros y que por no prestar atención a estas cosas es que pudo ocurrir la masacre del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. puesto que tres líneas aéreas habían desarrollado armas sin detonación para la defensa de la tripulación pero una ley federal prohibió su uso con lo que los antedichos asesinatos masivos fueron perpetrados con cuchillitos de plástico frente a una tripulación que los criminales sabían indefensa.
En esta instancia y sin demostrar demasiado interés por mis reflexiones (aunque por momentos parecía que prestaba alguna atención) y mirando repetidamente su reloj, sorpresivamente me invitó a que ilustrara la idea de la anti-norma antes mencionada. Pensé que dado que estábamos solos y a un costado del centro de las trifulcas que generaban estas averiguaciones malsanas debía recurrir a un lenguaje un poco más gráfico por lo que decidí usar algunas palabras subidas de tono. En esta nota empleo sinónimos y dejo a la imaginación del lector los términos que utilicé en esa ocasión. Le dije al encargado que si una disposición me autorizaba a pegarle un patada en los testículos ese era un ejemplo de anti-norma ya que no aludía a la convivencia ni a la cooperación, y en un momento de entusiasmo irrefrenable le comenté que por esas resoluciones absurdas es que terminaban poniéndoles una bomba en el trasero como lo ocurrido con las célebres y pacíficas Torres Gemelas. Dicho esto me amenazó con hacerme detener si continuaba articulando esa variante discursiva a lo que le dije que él mismo me había pedido que ilustrara el punto. De todos modos, a ojos vista el asunto estaba completamente empantanado, por ende, si quería conservar lo mío no tenía más salida que volver sobre mis pasos y despachar el equipaje, lo cual hice sin obtener tampoco la más mínima comprensión de los otros empleados en el mostrador respectivo quienes se limitaron a repetir que son las normas las que contienen esas disposiciones que deben ejecutarse y no me pareció el momento de reiterar mis consideraciones sobre la anti-norma (las que, por otra parte, hoy desafortunadamente el Leviatán dicta a diestra y siniestra en todos lados y para los más variados propósitos) y, por otro lado, me sentía exhausto y falto de glándulas salivares para continuar argumentando frente a una audiencia adversa, nada entusiasta, sumamente apática y, por cierto, escéptica a rajatabla.
En todo caso, todos somos diferentes y, si se quiere, arrastramos nuestras anormalidades (en este sentido recordemos el título de una de las obras de Erich Fromm: La patología de la normalidad). Es para mí un disgusto gigante el cruzar fronteras debido a los siempre presentes vigilantes aduaneros, como para que ahora se agregue este mal tratado tema de la seguridad. Como también le manifesté a la mujer con quien trabé esta infortunada, frontal e imprevista relación que para viajar a Guatemala sugerí a mis invitantes hacerlo vía Panamá para evitar el masaje prostático en Miami y resulta que me tropiezo con que me dicen que mi jabón “puede ser una bomba plástica” y que las candelas “pueden encerrar un explosivo” sin recurrir a las elementales constataciones que provee la tecnología moderna y sin tener en cuenta las más básicas reglas de la cortesía y el buen trato. Se que no pocos son los que se abstienen de quejarse por estos atropellos y no toman a mal los embates al sentido común pero me parece que actúan como meras ovejas (con perdón del ganado lanar). Se que en otros casos el enojo no surge porque los transeúntes suscriben mansamente aquellos esperpentos del “ser nacional” y la “protección a la industria nacional” y demás contrasentidos económicos, jurídicos y éticos (aunque en ese trance aduanero suelen ocultar productos en los lugares más increíbles del cuerpo).
Como bien muestra Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales, este tipo de regulaciones estatales saca a relucir lo peor del ser humano, mientras que marcos institucionales que establecen el respeto recíproco estimulan e incentivan lo mejor de cada uno y son altamente educativos ya que en esas relaciones interpersonales se debe satisfacer al otro para procurar una ventaja propia, por lo que después de haber realizado las transacciones o intercambios correspondientes ambas partes se agradecen recíprocamente.
De cualquier manera, la desazón de episodios como el aludido en este artículo es tan grande, tanto me afectan que de ahora en más me desplazaré exclusivamente si los honorarios son especialmente abultados (a pesar de haber realizado múltiples travesías sin cobrar), de lo contrario no lo haré si bien he llevado a cabo en los meses recientes viajes placenteros sin sobresaltos a la Universidad del Desarrollo en Chile, a la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Perú y, poco antes, al Instituto de Estudios para la Sociedad Abierta en la propia Panamá y hace unos pocos meses a la Universidad Católica de Córdoba y a la Universidad del Aconcagua en Mendoza, atendido en todas partes a las mil maravillas igual que siempre ocurre en la tan apreciada Universidad Francisco Marroquín y en todas las casas de estudio que tuvieron la amabilidad de acogerme en sus aulas. Pero es que la espada de Damocles siempre pende de un hilo y se me ha desplomado en varias oportunidades con el correr de los años al trasponer límites fronterizos. Al fin y al cabo ya mis periplos académicos incluyeron lugares como Japón, Australia, Taiwán, Corea del Sur, Canadá, EE.UU., Europa, todos los países latinoamericanos y Brasil, y en vuelos de cabotaje, los más diversos rincones de Argentina. De lo contrario, si esto de los excepcionalmente jugosos emolumentos no tuvieran lugar, espero se comprenda que, a esta altura, el traqueteo, por más agradables, estimulantes y queridos que sean los anfitriones, no amerita absorber tanta adrenalina.
España: La crisis no ha terminado...
España: La crisis no ha terminado...



por Lorenzo Bernaldo de Quirós
Lorenzo Bernaldo de Quirós Lorenzo Bernaldo de Quirós es Presidente de Freemarket International Consulting y es académico asociado del Cato Institute. Este informe fue publicado originalmente el 14 de marzo de 2011 por Freemarket Corporate Intelligence. Aquí puede obtener el ensayo completo en formato PDF.
Una economía sobre arenas movedizas
Después de la mayor recesión económica sufrida por nuestro país desde la guerra civil, la economía española se ha instalado en una fase de estancamiento, entendido este fenómeno, como un período de bajo crecimiento incapaz de generar empleo. Esto no era ni es inexorable, ni una consecuencia de la falta de dinamismo del sector privado que ha desplegado un rápido e intenso proceso de ajuste ante la crisis —recorte de su endeudamiento y de sus costes, aumento del ahorro etc.—, sino de una serie de problemas estructurales que no se han corregido y, en consecuencia, lastran vigor a la recuperación. Estos obstáculos retrasan la reactivación de la economía de manera artificial en tanto son el efecto directo de la ausencia de una política económica orientada a afrontarlos. Las familias, las empresas, los inversores internacionales responden a incentivos y los ofrecidos por la estrategia gubernamental son escasos cuando no negativos.
La programación fiscal y presupuestaria destinada a disminuir el binomio déficit-deuda es de alcance limitado, no ofrece continuidad en el tiempo y no es sostenible. Los planes para solventar los problemas del sistema financiero han sido ineficaces; no han logrado ni sanearlo ni reestructurarlo. Para complicar la situación, las necesidades de capitalización definidas por el Banco de España (BCE) minimizan de manera extraordinaria los problemas de capital del sector, no permitirán reactivar el crédito y carecen de credibilidad. Los precios de la vivienda no han disminuido con la intensidad previsible y necesaria tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Las medidas fragmentarias para reformar el mercado de trabajo ni sirven para reducir el paro ni para facilitar la creación de empleo. La falta de iniciativas liberalizadoras en los mercados de productos y en el laboral frenan el crecimiento así como las mejoras de la competitividad y de la productividad de la economía nacional, elementos centrales para crecer de manera sostenida, generar puestos de trabajo y rebajar el endeudamiento del sector público.
El resultado de ese conjunto de factores se ha traducido en un hecho: España es el único de los grandes estados de la OCDE que no salió de la crisis en 2010 y sus expectativas de crecimiento para 2011 se sitúan por debajo de las previstas para el resto de las economías desarrolladas, incluyendo las proyectadas para otros dos estados de la periferia europea, Italia y un país que ha sido intervenido, Irlanda. Los mercados no desconfían de España, sino de la capacidad de su gobierno de adoptar las medidas necesarias para estabilizar la economía y relanzar la actividad productiva. Esta situación resulta muy inquietante en un entorno en el que el inevitable rescate de Portugal y la probable reestructuración de la deuda soberana de Irlanda y de Grecia vuelve a hacer planear sobre la Eurozona la amenaza de una reproducción de las crisis soberanas que sacudieron el continente hace unos meses aunque, si la flexibilización del Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (FEEF) permite que éste compre bonos en el mercado primario, las presiones podrían remitir en el corto plazo. Para complicar el panorama, la anunciada subida de tipos de interés por parte del BCE y la incertidumbre sobre la evolución del precio del crudo constituyen severos shocks para un país aún convaleciente de la recesión, con una elevada sensibilidad al precio del dinero, con una alta dependencia del crudo y sin perspectivas de un retorno a la senda de un crecimiento estable y sostenido.
Por último, la alta probabilidad de que los cambios de gobierno en las administraciones locales y autonómicas a partir de las próximas elecciones de mayo produzcan la afloración de deuda oculta en muchas o algunas de ellas, como ha sucedido en Cataluña, pondrá en entredicho la credibilidad de las cuentas públicas españolas y, de manifiesto, la insuficiencia de los modestos esfuerzos de consolidación presupuestaria llevada a cabo por el gobierno central. Ante esa tesitura, el actual cierre de los mercados mayoristas a las autonomías se fortalecerá y el gobierno se vería obligado a suministrarles recursos para evitar su bancarrota. Esto llevaría a España a un panorama parecido al griego en el sentido de que los inversores internacionales cuestionarán la totalidad de las cuentas públicas, lo que desencadenará un movimiento desestabilizador sobre la ya precaria posición económico-financiera de la economía española.
En suma, ceteris paribus, la coyuntura económica nacional oscila en estos momentos entre la consolidación de un ciclo de bajo crecimiento incapaz de generar empleo y la hipótesis de una recaída en la recesión si se consolidan al alza algunos de los shocks externos enunciados. Así pues no existen razones de peso para pensar que la crisis ha terminado y que se inicia un nuevo período alcista. En este contexto, la sostenibilidad de la deuda pública y la solvencia de una parte sustancial del sistema financiero son cuestionables y serán cuestionadas lo que constituye una seria fuente de preocupación. En la práctica, este es el efecto de la acción de un gobierno que ha ido siempre por detrás de lo que la realidad económica y los mercados exigían. Llegó tarde a la crisis económica. Ha llegado tarde a la financiera y nunca llegó a aplicar las reformas estructurales, lo que prolonga la fase baja del ciclo.
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Los cuatro focos de corrupción en Venezuela



por Gustavo Coronel
Gustavo Coronel fue director de Petróleos de Venezuela (1976-79) y representante en Venezuela de Transparencia Internacional (1996-2000) y autor del estudio "Corrupción, administración deficiente y abuso de poder en la Venezuela de Hugo Chávez" publicado por el Cato Institute (Noviembre 2006).
Hugo Chávez llegó a la presidencia de Venezuela en 1998 con la fuerza de sus promesas de acabar con la corrupción. Venezuela había sido un ejemplo de democracia para el hemisferio entre 1958 y principios de los setentas pero después de recibir un gigantesco ingreso petrolero a mediados de esa década, la calidad del gobierno se deterioró y el despilfarro y la corrupción se establecieron. Para 1998, la mayoría de los venezolanos estaban profundamente decepcionados y querían un cambio radical. Lo consiguieron con Hugo Chávez. Lo que nunca se imaginaron fue que el cambio empeoraría la situación.
Durante los 13 años del gobierno —cada vez más autoritario— de Hugo Chávez, la administración de nuestra riqueza nacional ha pasado de ser no satisfactoria a caótica. Alrededor de un billón de dólares del ingreso nacional ha sido, en gran medida, despilfarrado en proyectos improvisados y costosos, distribuido a venezolanos en la forma de subsidios que compran un bienestar temporal (dar pescado pero no enseñar a pescar) o utilizado para comprar influencia política para Chávez en el hemisferio y el mundo.
Durante el gobierno de Chávez dos de las principales medidas de corrupción: (1) la incidencia (número de casos de corrupción), y (2) la intensidad (cantidad de dinero y recursos involucrados) han sido las peores en la historia venezolana. El Índice de Percepción de Corrupción preparado anualmente por Transparencia Internacional muestra a Venezuela, en 2010, entre los doce países más corruptos del mundo.
La intensidad de la corrupción en la Venezuela de Chávez tiene un fuerte componente político y social, además del puramente financiero. La conversión de la Venezuela democrática en un estado paria ha estado basada en violaciones sistemáticas a la constitución y las leyes y en la eliminación progresiva de los pesos y contrapesos administrativos e institucionales. La transparencia y la rendición de cuentas han desaparecido. Los procedimientos democráticos han dado paso a un sistema en el cual un hombre toma todas las decisiones y después le informa a la nación.
Podría decirse que la corrupción es el único componente del sistema político de Chávez que se ha vuelto más democrático. En contraste con las dictaduras del pasado, donde el ejercicio de la corrupción era un privilegio de una élite, Chávez ha permitido que una masa considerable de sus seguidores participen, en distinto grado, de la “piñata” del dinero, la tierra y los recursos nacionales.
Cantidades significativas de dinero han sido utilizadas en subsidios que han llegado a grandes segmentos de la población. Aunque esto explica la continua popularidad de Chávez, tal estrategia sólo ha servido para aumentar el número de venezolanos que dependen de un gobierno paternalista, incapaces de valerse por sí mismos. Las soluciones estructurales para la pobreza y la ignorancia brillan por su ausencia.
Una nueva y corrupta clase social ha surgido en reemplazo de la tradicional clase media de Venezuela. Esta nueva clase está conformada por contratistas del Estado, familiares y amigos de las personas en posiciones de poder, oficiales de las fuerzas armadas y miembros de la burocracia estatal.
Hoy, la mayoría de la corrupción se genera en cuatro focos principales:
- El palacio presidencial de Miraflores, el centro de operaciones del presidente Chávez.
Aquí la naturaleza de la corrupción es en gran medida política, aunque mucho dinero en efectivo es mantenido en este edificio para ser utilizado como la necesidad lo determine. La forma casual en que el dinero es administrado ha sido ilustrada por el periodista Nelson Bocaranda: “En octubre de 2010 guardaespaldas cubanos fueron enviados al Banco Central para obtener cinco millones de dólares en efectivo para un viaje de Chávez al extranjero. Este dinero nunca llegó a Miraflores, que se encuentra sólo a dos cuadras”. Nunca fue recuperado.
Miraflores es el lugar donde las violaciones de la constitución son decididas y donde el presidente ejerce su abuso de poder. Las regulaciones electorales han cambiado para favorecer al gobierno. Este es el lugar donde los cubanos controlan cuestiones sensibles de inteligencia. Aquí es donde se asigna el financiamiento ilegal y el soborno de líderes amigables en el hemisferio y donde los alineamientos son establecidos con las dictaduras aliadas en Bielorrusia, Siria, Irán, Libia o Zimbabwe. - En La Campiña, la sede principal de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Las oficinas centrales de Petróleos de Venezuela, al lado oriental de Caracas, es donde hacen oficina la junta directiva y los principales funcionarios de planificación y finanzas de la empresa.
PDVSA ya no es una empresa petrolera sino un conglomerado incoherente de diversos negocios que van desde la importación y distribución de alimentos hasta el entrenamiento de atletas. La corrupción es principalmente generada mediante contratos sin licitación que son asignados a los amigos del régimen. Los sobornos son habituales. El gobierno ignora descaradamente los escándalos pequeños y grandes de PDVSA, como la contratación de la plataforma de perforación mar adentro Aban Pearl a una empresa fantasma o el uso ilegal del Fondo de Pensiones de los empleados con fines especulativos. El presidente de la empresa es un mentiroso patológico que sistemáticamente ha desviado los fondos de PDVSA hacia los bolsillos de la rama ejecutiva, para ser utilizados en actividades sin una rendición de cuentas. - El Ministerio de Defensa y la Guardia Nacional.
Un reporte realizado por la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) para el Congreso de EE.UU. informó acerca de una creciente corrupción entre las fuerzas armadas venezolanas, especialmente la Guardia Nacional. La corrupción, dijo el informe, ha llegado al nivel ministerial del gobierno. En particular, los vínculos entre las fuerzas armadas y las FARC habían sido claramente establecidos, como demostraron los contenidos de las laptops pertenecientes al fallecido líder de las FARC Raúl Reyes.
La corrupción de las fuerzas armadas venezolanas condujo a que el gobierno estadounidense nombre a tres miembros de rango alto en el gobierno como capos de drogas “por proveer respaldo material a las FARC”. Estas tres personas son los generales Henry Rangel Silva y Hugo Carvajal y el ex Ministro del Interior Ramón Rodríguez Chacín, quienes todavía son miembros del círculo íntimo de Chávez. De hecho, Rangel Silva fue promovido recientemente al nivel más alto en las fuerzas armadas. Venezuela no sólo es un petro-estado sino también que se está convirtiendo en un narco-estado. - El Ministerio de Finanzas.
La administración de las finanzas de Venezuela durante el régimen de Chávez ha sido extremadamente irregular, por no decir algo peor. Jugando criminalmente con los tipos de cambio duales, los funcionarios del Ministerio de Finanzas y los banqueros y corredores de bolsa asociados se han convertido en millonarios instantáneos. Los fondos paralelos, los cuales operan sin rendición de cuentas e ignorando las leyes de la nación, han promovido una híper-corrupción. Al eliminar la autonomía del Banco Central de Venezuela, las reservas internacionales han sido desviadas a las manos del Poder Ejecutivo, para poder ser utilizadas con fines políticos.
Trece años y un billón de dólares más tarde, el régimen de Hugo Chávez ha demostrado ser la peor pesadilla de Venezuela. A estas alturas estamos, nuevamente, presionando para que haya un cambio. Si hemos aprendido nuestra lección deberíamos ser mucho más cuidadosos en esta ocasión.
Venezuela: Una manera de gobernar para empobrecer a los países ricos



por Manuel Hinds
Manuel Hinds es ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).
El Socialismo del Siglo XXI no es un sistema de gobierno sino una manera de gobernar de acuerdo a los deseos arbitrarios de un dictador. Aunque no tiene ninguna definición específica de nada —ni objetivos ni medios ni procesos— sí ha mostrado que es una manera de gobernar que no es para países pobres, ya que aun a los ricos los empobrece.
La magnitud del desastre económico que el desaforado gasto del gobierno del presidente Chávez ha inflingido en Venezuela, puede apreciarse en el hecho que no sólo tiene la tasa de inflación más alta de Latinoamérica, sino que además tiene una enorme escasez de dólares. Esto sucede a pesar de que el promedio anual de las exportaciones del país, que había sido de cerca de $25.000 millones de 1990 a 2005, se triplicó a $74.000 millones anuales de 2004 a 2009. Sólo en 2009 el país exportó $97.000 millones, lo que exportaba en tres años a principios de la década. Todo esto no es porque el país haya ganado en competitividad sino porque el precio del petróleo ha subido exponencialmente.
Los dólares son tan escasos y caros que cada vez es más difícil para las empresas suplirse de materias primas y materiales necesarios para la producción. Así como era en El Salvador en tiempos del presidente Duarte, en Venezuela hay varios precios para el dólar. Hasta fines de diciembre de 2010, había tres precios oficiales, dependiendo de a qué ventanilla lo mandaran, más el precio del mercado negro. Es decir, había cuatro precios. El sistema que el Banco Central tiene para asignar el precio a distintas personas no es transparente. La verdad es que usted paga más barato o más caro dependiendo de sus influencias políticas.
La primera ventanilla era supuestamente para empresas importando cosas muy necesarias, como comida, medicinas y otras cosas que el gobierno especificaba. El precio en esta ventanilla era de 2,60 bolívares fuertes por dólar. En la segunda ventanilla había dólares para empresas importando cosas que el gobierno considera importantes pero no tanto, como carros, petroquímicos y productos electrónicos. En esta ventanilla el dólar valía 4,30 bolívares fuertes por dólar.
Había una tercera ventanilla para las empresas que importan bienes que eran menos importantes. El Banco Central provee los dólares de una manera bastante complicada en esta ventanilla, llamada el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme). En este sistema, el Banco Central de Venezuela no da dólares en efectivo a los que los necesitan y son aprobados para recibirlos, sino que les da bonos del gobierno de Venezuela denominados en dólares, para que los vendan en el extranjero. Es decir, si usted es un importador y el Banco Central le aprueba la venta de $1.000.000, no le dará los dólares sino bonos del gobierno por $1.000.000. Usted tiene que ir a venderlos a Nueva York, en donde hay un mercado para ellos. El precio nominal en esta ventanilla es de 5,30 bolívares fuertes por dólar. Sin embargo, el precio real es mucho mayor porque el mercado de Nueva York compra estos bonos, que pertenecen sólidamente a la clase de bonos chatarra, al 74 por ciento de su valor nominal, de tal manera que si el Banco Central de Venezuela le dio bonos por $1.000.000, usted recibe sólo $740.000 cuando los vende. Esto hace que el verdadero precio que usted paga en el sistema Sitme sea 7,16 bolívares fuertes por dólar.
Finalmente, todas las demás empresas, y todos los ciudadanos que no son parte de la rosca del gobierno, tienen que irse al mercado negro, en donde pagan entre 8,40 y 9,00 bolívares fuertes por dólar.
Esto era así hasta fines del 2010. En enero, el Banco Central cerró la ventanilla de 2,60 bolívares fuertes por dólar, de forma que hoy aun las empresas que el gobierno considera que son las más importantes pagarán 4,30 bolívares fuertes por dólar. Esto es equivalente a haber devaluado el llamado Bolívar fuerte en un 65 por ciento para estas empresas. Pero ellas no son las únicas que sufrieron una devaluación, ya que las empresas que pagaban 4,30 pasaron al Sitme (Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera), y han tenido que comenzar a vender bonos en Nueva York. Para ellas la devaluación también será de 65 por ciento. Y ellas harán que las que estaban en esa categoría caigan del Sitme al mercado negro. Al final, el efecto es un encarecimiento de todas las importaciones en Venezuela, que a su vez encarecen todos los bienes y servicios.
El costo económico de este sistema es astronómico. Tiene dos componentes. En primer lugar está el costo causado por la inflación misma, que golpea principalmente a los pobres y marginados. Con los precios subiendo al 27 por ciento anual y los salarios estancados por la crisis económica la situación de esta gente es realmente desesperada. En segundo lugar, está el desperdicio de tiempo para las empresas, que en vez de concentrar su gerencia en mejorar su productividad tienen que dedicar su tiempo y esfuerzo a conseguir los dólares.
Esta es sólo una pequeña muestra de cómo el gobierno de Chávez ha logrado convertir lo que debería ser un período de abundancia en uno de crisis y escasez. Eso es parte, la más pequeña, del costo que el pueblo venezolano está pagando por el populismo del gobierno. Peor aún es la pérdida de la libertad.
El miedo es el negocio
El incremento de los delitos en nuestro país genera temor en ciudadanos, empresas y gobiernos, que por ello buscan alternativas de protección.


Con 40 mil homicidios ligados al crimen organizado en lo que va del sexenio, decenas de comunicadores desaparecidos, miles de habitantes desplazados y cientos de municipios tomados y sometidos por los cárteles de la droga, México se ha convertido en un muy buen mercado para las empresas que ofrecen soluciones integrales contra la delincuencia. Al menos 14 gobiernos estatales están militarizados y decenas de municipios cuentan con policias bajo mando castrense. De allí que haya resultada atractiva la Expo Seguridad México 2011, realizada en la Ciudad de México del 12 al 14 de abril.
En el estand de la compañía Aprinsa, dos visitantes preguntan por el producto. Como respuesta, uno de ellos recibe una descarga de 50 mil voltios disparados con una pistola paralizadora Karbon. A cambio, por su arrojo, le regalarán una camiseta. Entre risas nerviosas le dice al demostrador que ya le pare, que sí, que está bien, que sí funciona “la madre esa”, y el joven estadunidense, que apenas habla dos palabras de español, deja de apretar el gatillo.
El tic-tic-tic de la pistola cesa. Se retiran los cables anclados al cuerpo del visitante. Éste sonríe, pero no se puede levantar aún. Enseguida Antonio Trewick, jefe de Comercialización y Abastecimiento de los productos Karbon en México, explica las bondades de la pistola paralizadora: su potencia, el tiempo de recarga, qué tipo de baterías usa, cuántas descargas puede dar y el precio del aparato, que es de unos seis mil pesos en promedio, y que sólo se vende a cuerpos de seguridad y a las Fuerzas Armadas. “Ya es tiempo de que saquen versiones civiles, para que la gente común pueda comprarlas y nos podamos defender, porque la situación acá está de la chingada”, le dice uno de los visitantes al jefe del estand. Trewick le da las buenas nuevas: en unos tres meses tendrán versiones para uso civil.
Sobre el torso del maniquí, un suéter gris con cuello redondo, hombros en negro y una especie de coderas acojinadas es mostrado a un pequeño grupo de periodistas y visitantes. La prenda está confeccionada con fibras especiales que resisten ataques de cuchillo y navaja. Es el estand de la empresa Bullet Shop, que acaba de abrir una tienda especial, también sólo para fuerzas armadas y cuerpos policiales, con productos de última generación. Allí la joya de la corona la constituyen los chalecos antibala que Bullet Shop diseñó para uso de los periodistas y que pondrá a la venta en breve. Costarán alrededor de seis mil 500 pesos.

Erick Sánchez Armas, director general de la empresa, reconoce que se pensó en el producto porque en estos tiempos hacer periodismo en México es una actividad de muy alto riesgo, y porque lo que se busca es que los reporteros, fotógrafos y camarógrafos estén lo más protegidos posible. Estos chalecos antibala soportan tiros de calibres .22, .25, .38, .40, .44 y hasta .357, pero para mayor seguridad al trabajar se recomienda a los informadores hacerse también del chaleco contra arma blanca: “Se pueden poner el suéter y encima el chaleco, más vale”, explica.
Tres hombres recorren los estands de la Expo Seguridad México 2011. Buscan una empresa especializada en blindaje de autos. Julio Canavati, director de Ballistic Laminates Secure, ágil y vivaz negociante, los escucha con atención, los lleva a un mini tour en el estand para mostrarles una docena de cristales de auto, de ventanas y medallones que aguantaron tiros de AK-47, de fusil R-15, de rifles Galil, de carabinas y metralletas calibre .223 y 7.62, de escopetas Mossberg y de carabinas M-16. Les asegura, con las pruebas a la mano, que sus productos lo aguantan todo; las residencias que protege con cristales resisten incluso hasta ataques con granadas de fragmentación y armas semiautomáticas calibre 40 milímetros.
—Si traigo mis cristales, ¿tú los laminas? ¿Les das el blindaje para que aguanten?
—Sí, tú me los traes, los llevamos al campo donde hacemos las pruebas y ves la calidad del producto allí, en directo.
Interesados, los visitantes se llevan cuanta folletería les ofrecen en el lugar. ¿Cómo saber si no le está vendiendo el producto a narcotraficantes? ¿Cómo saber quién es su cliente? “Pido toda clase de datos, todos los documentos y requisitos posibles para que no me sorprendan, pero lo más importante es que el blindaje más elevado sólo lo hacemos para instituciones y dependencias de gobierno, para secretarías, para cuerpos policiacos, no para civiles. Al cliente civil sólo le hacemos blindaje nivel III, contra armas cortas”, afirma Canavati.
—¿Qué controles hay sobre su producto?
—Uy, cada semana viene gente de la Secretaría de Seguridad Pública a checar mis bases de datos, a ver mis listas de clientes, cuando y a quien le vendí el blindaje, de qué tipo. Todo muy detallado.
—¿Nunca le ha fallado?
—Mira, al narco no le sirve el nivel de blindaje que le vendo al cliente civil. Necesita protegerse de cosas mucho más fuertes, no de disparos de nueve milímetros o de escopetas. Por eso sólo le vendo blindaje de alto nivel al gobierno y a instituciones, no a particulares.

LOS NÚMEROS DEL MIEDO
Los cimientos sobre los que se ha construido en estos años la estructura de la industria de la seguridad en México son muy sólidos. Sus variables las forman estadísticas, encuestas, recuentos, saldos oficiales y ciudadanos con los que se ha documentado la debacle de la seguridad en el país. De enero de 2007 a junio de 2010 los secuestros se dispararon: el número total de denuncias presentadas ante las autoridades por ese delito alcanza tres mil 182. Los plagios se concentraron en los estados de Chihuahua (498), Estado de México (413), Distrito Federal (380), Baja California (287), Michoacán (277), Guanajuato (145), Guerrero (133) y Tamaulipas (113).
El Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) señalaba a principios de este año un repunte de los casos de secuestro en el Edomex (de 119 en 2009 a 161 en 2010), Michoacán (de 89 a 132 casos), Durango (de 32 a 65), Tamaulipas (de 25 a 40) y Coahuila (de 17 a 84). En cuanto a la violencia medida por municipios, el Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP) indicaba a inicios del presente año que 20 alcaldías concentraban los índices más elevados de delincuencia entre enero de 2007 y diciembre de 2010: Ciudad Juárez, Chihuahua (seis mil 437 casos); Culiacán, Sinaloa (mil 890); Tijuana, Baja California (mil 667); Chihuahua, Chihuahua (mil 415); Acapulco, Guerrero (661); Gómez Palacio, Durango (553); Torreón, Coahuila (524); Mazatlán, Sinaloa (518); Nogales, Sonora (442), y Durango, Durango (390). El listado continúa con Navolato en Sinaloa (383); Monterrey, Nuevo León (297); Ahome, Sinaloa (260); Morelia, Michoacán (260); Tepic, Nayarit (258); Reynosa, Tamaulipas (230); Guasave, Sinaloa (216); Ecatepec, Edomex (212); Parral, Chihuahua (212), y Uruapan, Michoacán (206). Todo esto arroja la conservadora cifra de seis mil 437 casos reconocidos oficialmente por el CNSP.
En este conteo no aparecen, por supuesto, los casos agudos de los municipios de San Fernando, en Tamaulipas, ni la comunidad de Bachomobampo Dos, en la que aparecieron al menos 13 personas asesinadas por sicarios, o el hallazgo de más fosas clandestinas en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Datos de la Encuesta Nacional Sobre Inseguridad (ENSI 7), elaborada por el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Inseguridad (ICESI), indican cambios en 15 actividades cotidianas de la ciudadanía: de acuerdo con la encuesta, 41.8 por ciento de la gente ha dejado de salir de noche por temor a sufrir algún hecho violento, 36.3 por ciento ha dejado de llevar dinero en efectivo, mientras que 32.6 por ciento ya no usa joyas en la calle.
En tanto, 29.5 por ciento de los padres de familia ya no permite que sus hijos salgan a jugar a la calle; 22.2 por ciento ha dejado de salir a caminar y 18.3 por ciento ya no carga consigo tarjetas de crédito o débito. El 18.1 por ciento de la gente dejó de abordar taxis, 17.2 por ciento no sale a comer o cenar y 14 por ciento dejó de usar transporte público por miedo a un asalto o a una agresión armada. Estas cifras forman parte del análisis hecho por los empresarios de seguridad y está incluido en la quinta edición del directorio La industria de seguridad en México 2011, que en sus 148 páginas muestra lo que hacen en 31 áreas de especialización quienes se dedican a la floreciente actividad de la protección contra el crimen.

MUY BUEN MERCADO
Mario Arroyo, consultor y especialista en temas de seguridad y vocero de la Expo Seguridad México 2011, explica que la situación de violencia por la guerra contra el crimen organizado es el factor clave para que en los últimos cuatros años la industria de la seguridad privada y la que abastece y apoya al gobierno federal y a los estatales, registre un meteórico crecimiento de más de 20 por ciento. “Es innegable que el clima de violencia e inseguridad repercuten en esta situación, pero también hay que decir que en los últimos años la tecnología de la seguridad privada se ha abaratado y que las empresas se volvieron más competitivas en la calidad de sus productos y en los precios”.
—Entonces, ¿la violencia convirtió a México en un nicho de mercado para estas empresas?
—Así es. Esta es la novena Expo Seguridad que se realiza en México, y es también la que más expositores tiene, con alrededor de 320; muchos vienen por primera vez de países como China, Corea o Brasil, aunque la mayoría son firmas estadunidenses y otro buen porcentaje son mexicanas.
El crecimiento de la criminalidad está afectando tanto a las empresas como a los ciudadanos, explica Arroyo, al señalar la innegable relación entre los niveles de delincuencia y la expansión de la Expo Seguridad en los últimos años.
“Cada uno de estos dos sectores —empresarios y ciudadanos— enfrentan situaciones distintas; además de la delincuencia común, los primeros padecen cada vez más robo interno, fraude, robos de identidad y cosas así, mientras que los ciudadanos ven incrementarse los robos simples, las extorsiones, los secuestros, los delitos patrimoniales y los que atentan contra la integridad física. Esto desata un boom. En esta ocasión esperamos más de 18 mil visitantes a la exposición; el año pasado tuvimos ya cerca de 17 mil personas.
“La inseguridad y la violencia, hay que reconocerlo, abonan este crecimiento”, concluye el especialista antes de seguir trabajando.
La madre de todas las fosas
La madre de todas las fosas
En California hay una fosa común con cerca de 700 cuerpos de inmigrantes mexicanos y centroamericanos, testimonio de las políticas migratorias y de control fronterizo de Estados Unidos.

En el Valle Imperial de California, a principios de abril, la nieve cubre las piedras del desierto y las casetas de la Border Patrol a lo largo del camino. La autopista Kumeyaay Freeway corre paralela al tramo mexicano de La Rumorosa, y baja hasta una zona agrícola ordenada y tranquila.
Allí, Holtsville es un pueblo de poco más de cinco mil personas que durante el siglo XX fue famoso por ser la sede del Imperial Valley Carrot Festival, el gran festival de la zanahoria. El valle es uno de los condados donde más se concentra la actividad agrícola en Estados Unidos. Pero esta tierra fértil también tiene espacio para hospedar los cuerpos sin nombre de casi 700 migrantes: el pequeño poblado californiano de Holtsville esconde un cementerio de muertos desconocidos, casi todos presumiblemente migrantes mexicanos y centroamericanos que ocupan silenciosamente el patio trasero del panteón municipal, el Terrace Park Cemetery, allí donde descansa en paz Erik H. Silva, el primer marine de origen mexicano en la operación Iraqi Freedom, fallecido a los 24 años el cuatro de abril de 2003.
MUERTOS DE LA POLÍTICA MIGRATORIA
Desde fines de los años noventa, el espacio dedicado a los muertos anónimos, a los ilegales del cementerio de El Centro, la ciudad más importante del condado, resultó insuficiente. Fue entonces cuando se decidió abrir una fosa común en la cercana Holtsville. “Los muertos empezaron a aumentar desde 1997, cuando se vieron por primera vez los resultados de la Operación Guardián”, recuerda Enrique Morones, fundador de la organización de derechos humanos Border Angels y ganador en 2009 del premio mexicano de derechos humanos. “Entonces los migrantes mexicanos y centroamericanos empezaron a cruzar por el desierto de esta zona. Se empezó a enterrarlos en el panteón de El Centro, pero se llenó con los primeros 25 o 30 cuerpos, y entonces empezaron a sepultarlos por aquí. Lo que cabe destacar es la conexión directa que existe entre las leyes migratorias racistas de Estados Unidos y las miles de muertes que ocurren en toda la frontera con México; no son muertes casuales, se trata de una política migratoria que genera sistemáticamente la muerte”.
El área es una explanada de tierra simple, salpicada por cientos de ladrillos grises o cafés puestos más o menos a un metro el uno al lado del otro. Cada ladrillo identifica a una sepultura, y detrás de cada uno hay una cruz de madera que, en su conjunto, forma largas líneas paralelas, tapizando unos tres mil metros cuadrados de tierra al lado del cementerio oficial, tranquilo y lleno de flores, con sus lápidas marcadas y limpias sobre el verdor del césped.
Las cruces de madera son armadas y decoradas por estudiantes de las universidades de San Diego, que de tiempo en tiempo mandan voluntarios a la organización de los Border Angels. “Es una forma de no olvidarse de estos muertos —explica una joven universitaria de la San Diego State University— porque ya no se conoce su identidad y no tienen a nadie que los visite ni los recuerde”.
La muerte es una constante en esta zona fronteriza debido a las condiciones extremas del desierto: se muere por hipotermia, por la exposición al frío de las noches y del invierno; por deshidratación causada por el calor del verano; por ahogamiento durante el cruce del canal Todo Americano. Pero el número de víctimas ha aumentado mucho en los últimos cuatro años, sobre todo a causa de las nuevas políticas migratorias. Así lo afirma Martín Sánchez, viejo sepulturero del cementerio: “En los últimos años han llegado con más continuidad cuerpos encontrados por la Border Patrol o por otras personas. Pero puede que encontremos un cuerpo cada semana, o que durante seis meses no se encuentra nada, así es como caen aquí. Luego les ponemos un número y una placa de cemento, y es todo. Se pueden encontrar aquí en el desierto, en la montaña hacia San Diego o en el río”.
Generalmente los encuentra La migra, a veces los voluntarios de Border Angels o alguien que va de paso. “Cuando los encuentran los llevan a la morgue del condado —cuenta Martín— y ahí se quedan los cuerpos, o los huesos, depende de lo que se encuentre. Se les hacen análisis de ADN, se registran sus huellas y se espera un tiempo por si alguien viene a reclamarlos. Pero eso casi nunca pasa. Sólo una vez una señora vino de México a reclamar a un familiar que había desaparecido. Se pudo encontrar su récord gracias a las huellas. Pero, en general, después de unos días de espera, se van los cuerpos a la fosa y allí se les escribe en un ladrillo John Doe, si se trata de un hombre o de un niño, y Jane Doe, si se trata de una mujer o una niña”.
Estos nombres son utilizados comúnmente en Estados Unidos para indicar personas no identificadas o desconocidas. Los casi 700 cuerpos enterrados en Holtsville están cerca de rebasar el número de las tumbas “normales”. En un cementerio común de un poblado similar las tumbas de los “sin nombre” no superan las decenas de personas en décadas.



CONTRA EL OLVIDO
En el condado de Imperial Valley la mayoría de la gente no conoce o no sabe del lugar. Y las instituciones tratan de no hablar del tema, de no encontrar la relación entre migración, negligencia y muerte, de no escuchar a las asociaciones de voluntarios que de vez en cuando vienen a dejar cruces y flores a los muertos. Las autoridades del condado de Holtsville, que se encargan del entierro de los migrantes desconocidos, se ocupan de los cuerpos pero no de mucho más. Prefieren no hacer público el hecho, ni darle demasiado espacio a la noticia. “Los funcionarios del condado no quieren que se hable de esta fosa común, ni que se hable de estos 700 muertos ‘sin nombre’ —afirma John Hernández, activista chicano y presidente del centro multicultural Our Roots de El Centro—. Muchas veces los responsables del cementerio quitan las cruces que ponemos, porque está en contra del reglamento del panteón. No quieren que se llame la atención ni de los medios ni de las organizaciones. Pero regresamos y volvemos a ponerlas, para que estos muertos no sean olvidados”. Es por esta razón que los voluntarios de Border Angels insisten en llevar al cementerio a los jóvenes de las escuelas y de las universidades a Holtsville.
Border Angels es una asociación civil de California que desde 1986 proporciona asesoría legal, educación y apoyo humanitario a los migrantes de la frontera, a través de la colocación de estaciones de agua en el desierto, el abastecimiento de ropa y alimentos a los migrantes y jornaleros, así como en el cabildeo para una reforma migratoria integral.
Los casi 700 cuerpos enterrados en el panteón de Holtsville representan sólo una parte de las muertes “sin nombre” que ocurren a diario en la frontera entre México y Estados Unidos. Según un informe proporcionado por la asociación de derechos humanos No More Deaths y la Coalición de Derechos Humanos que operan en la frontera entre Sonora y Arizona, los cadáveres encontrados sólo en la zona fronteriza de Tucson entre el primero de octubre de 2009 y el 30 de septiembre de 2010 serían 253. La mayoría de estas muertes no ha sido reconocida y quedan sin nombre. Según esas organizaciones, del primero de octubre de 2010 a la fecha han muerto 59 migrantes en la misma zona. El último de los John Does se encontró el 25 de febrero de 2011.
En las filas de pequeñas cruces de colores que vigilan los ladrillos de los John y Jane Does, un par de veces al año los voluntarios de las organizaciones sociales de la frontera llevan a cabo oraciones laicas para que esto no se considere nunca un acontecimiento “normal”. Y para recordar a los cientos de migrantes muertos, olvidados por todos los demás.
El ocaso de Manlio Beltrones
El ocaso de Manlio Beltrones
Federico Berrueto
Al líder del Senado no lo miden los discursos o las propuestas, sino su trayectoria, sus resultados. Sus incondicionales dicen que sería buen presidente aunque mal candidato. ¿Pero qué hechos hablan bien de Manlio? ¿Las reformas pospuestas indefinidamente? ¿Su querencia por cambios legales a modo? ¿El chantaje al que sometió al Presidente en la primera mitad de su gobierno?

Lo de menos ha sido la malograda fiesta de inauguración de las nuevas instalaciones del Senado. El atraso, la falta de transparencia, la insultante ostentación, el presupuesto rebasado poco importan; sí, la situación del Senado de la República, actuando al paso del interés personal de quien lo preside. Lo acontecido es una parodia del senador Beltrones, el político más poderoso e influyente a partir de la polarización del país y de un Presidente acusado y acosado por una elección cuestionada. Beltrones, el fiel de la balanza, el sucesor de Roberto Madrazo, su coordinador en una campaña presidencial con 22% de los votos.
Un nuevo domicilio, por diferente que sea, no vuelve distinto a su morador. Al líder del Senado no lo miden los discursos o las propuestas, sino su trayectoria, sus resultados. Los incondicionales de Beltrones dicen que sería buen presidente aunque mal candidato. ¿Cuáles hechos hablan bien por Manlio? ¿Las reformas pospuestas indefinidamente? ¿Su querencia por cambios legales a modo? ¿El chantaje al que sometió al presidente Calderón en la primera mitad de su gobierno? ¿El colaboracionismo de Los Chuchos, sus mejores aliados y moneda de cambio para ganarse a Calderón? ¿Un gobierno estatal mediocre en Sonora? Su oferta no es una reforma, sino un edificio construido a destiempo en el dispendio y la opacidad. Sin duda tiene buena prensa, pero eso no habla de sus habilidades, sino de las penurias de los medios. El contraste con Peña Nieto —su Némesis— es apabullante en imagen, credibilidad y destreza políticas.
Las encuestas recientes indican que el senador tiene una preferencia inferior a la del ex gobernador veracruzano Fidel Herrera. Su derrota política ocurrió con la renovación de la Cámara de Diputados, cuando los gobernadores le arrebataron el control de los diputados. Francisco Rojas no es Gamboa, Moreira no es Beatriz Paredes. Hoy la pugna está a la vista y es más abierta. Además de la coordinación del Senado, Beltrones obtuvo del PRI la Fundación Colosio, el sector juvenil, la organización de mujeres y el sector popular. No tiene límite, con el relevo pretendió ganar aún más posiciones. Sus personeros en los medios le recriminan a Moreira el desdén y, en especial, que haya designado a un peñista secretario de Organización.
Sin otra carta que la ingenuidad de sus interlocutores, el senador presiona por la candidatura presidencial a manera de ganar espacios en el PRI y, en su momento, en el Congreso. El juego es obvio y en el PRI ya entendieron que conforme más le conceden más exige. Por ello la puerta más estrecha a las candidaturas del PRI será la de Beltrones. Para el PRI no hay plan B; si no es Peña Nieto candidato, el próximo presidente será AMLO.
La fuerza del senador no está en el PRI. Fue un error no buscar la dirección nacional al término de Beatriz Paredes, quizá porque implicaba renunciar a la pretensión de ser candidato presidencial. Optó por la presidencia del Senado y desde allí ha emprendido campaña con la exigencia de reformas que antes él mismo había repudiado o que han venido del PAN, como la reelección consecutiva de legisladores, del PRD y las formas de democracia directa o del antipriismo “cívico” con las candidaturas independientes. Las propuestas no están dirigidas a mejorar el sistema político, sirven para golpear a Peña Nieto. Su apoyo político viene del PAN, del PRD colaboracionista y de los enemigos de siempre del PRI.
En el Senado se ha pervertido el proceso de reforma. Los cambios son necesarios y muchos de los anunciados por los senadores son inobjetables, como la solución en materia presupuestal o la previsión por ausencia de presidente. Pero lo bueno se degrada por la perversidad del subtexto, como ocurrió con la reforma electoral de 2007. ¿Por qué hacer del secretario de Gobernación el presidente interino si es un empleado del Presidente? Para llegar a la Presidencia en condiciones de excepción, los senadores prefieren el modelo de Victoriano Huerta en lugar del de Benito Juárez. También debieran considerar la reflexión sobre las dificultades de las candidaturas independientes destacadas por la presidenta del Tribunal Electoral.
No hay quien diga algo en el PAN y en el gobierno sobre la negativa de los senadores Beltrones y Labastida a aprobar el nuevo modelo policial, proyecto que atiende el tema más grave y urgente de la agenda nacional, imprescindible para sacar al Ejército de la lucha contra el crimen y fundamental para recuperar terreno en la cruzada nacional por la seguridad. Sí, en cambio, el PAN y el gobierno de manera absurda, pero interesada, echan en cara al gobernador Peña Nieto la no aprobación de la reforma laboral.
A pesar de sus apoyos el ocaso de Beltrones es realidad, es el de una generación, la del engaño y el chantaje, la generación del fracaso.
Sin la legalización de las drogas, todo el continente sudamericano será como México
Sin la legalización de las drogas, todo el continente sudamericano será como México: Vargas Llosa
El escritor peruano consideró que Chile es el país modelo para América Latina.

MONTEVIDEO.- El escritor peruano y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa dijo el domingo que Chile es el país modelo para América Latina y que, sin la legalización de las drogas, todo el continente sudamericano será como México.
En una entrevista concedida al diario El País durante su reciente visita a Montevideo, Vargas Llosa elogió al Frente Amplio, el partido que gobierna en Uruguay.
Destacó que la vocación democrática del Frente Amplio es ``un ejemplo'' para América Latina y que la coalición de izquierda uruguaya es hoy ``mucho más socialdemócrata que socialista''.
El escritor señaló que ve la situación de América Latina ``con cierto optimismo. Creo que las dictaduras desaparecen, que la democracia va avanzando. El hecho de que haya una izquierda en el poder que está actuando democráticamente me parece un gran paso adelante. Hay una derecha democrática en el poder también. Y creo que eso empuja a América Latina en la dirección que es la buena: democracia política, libertad económica, que es lo que trae progreso''.
Chile ``es un país que está en la vanguardia, que crece de una manera admirable, que está haciendo retroceder a la pobreza muy rápidamente y que está haciendo crecer a la clase media. Y que ahora ha iniciado reformas que ya no son sólo políticas, sino económicas y sociales, que son importantes para garantizar la igualdad de oportunidades. Es el país que ha avanzado más'', destacó.
Sin embargo, apuntó, ``hay muchas rémoras todavía, quedan países que son emblemas del pasado, del anacronismo, autoritarios, dictaduras, pero mi impresión es que eso está más bien de retirada: Venezuela, Cuba, dan la impresión de que están dando las últimas boqueadas, que no va a durar. En todo caso no son modelos que se puedan seguir, son modelos fracasados''.
Señaló además que la corrupción es uno de los ``grandes problemas'' que no han sido resueltos y se pronunció a favor de legalizar las drogas para solucionar el narcotráfico.
“No hay otro camino. Es un camino difícil y arriesgado, pero creo que la represión conduce a lo que estamos viendo: un crecimiento de la producción'', explicó.
“Creo que por el camino que vamos, a lo que nos va a conducir es a que toda América Latina sea lo que es hoy día México'', añadió.
Vargas Llosa también se refirió a la polémica generada en Argentina por su presencia en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Dijo que ahora va a la capital argentina ``con muy buen ánimo. (Buenos Aires) es una ciudad que me gusta mucho. Voy sin ningún ánimo polémico. La verdad es que yo nunca busco las polémicas, las polémicas me salen al encuentro. No las rehuyo cuando no hay más remedio, pero no es que me gusten, en absoluto'', expresó.
“Voy a decir las cosas que yo pienso al respecto, que son bastante conocidas. No hay ninguna novedad, que yo defienda la libertad de expresión, el derecho de crítica, y sobre todo mi oposición a toda forma de veto, de censura intelectual. Creo que eso hay que combatirlo, que es muy dañino, muy perjudicial, sobre todo en el campo de la cultura'', aseveró.
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