jueves, 9 de junio de 2011

El problema no es la falta de dinero

El problema no es la falta de dinero, sino donde está

Parece que sorprende la falta de crédito para poner en marcha el consumo y la inversión, vía familias o empresas. Esta escasez de liquidez, este brusco cierre del grifo en la economía española fue tema recurrente durante 2008 de conocimiento de la crisis. Ya dijimos en esas mismas pantallas que el tema iría para largo y perdurará aún más si no se ponen soluciones aunque parece claro que este 2011 de embalses casi llenos seguirá seco para el mundo del crédito.


Luis Aparicio Luis Aparicio

El capital extranjero no ha fallado estrepitosamente y además los españoles están ahorrando más que nunca. Por tanto, la falta de crédito en la economía española responde no tanto a la falta del “poderoso caballero” como a su ubicación. O sea, dinero hay pero no está disponible para la economía y sin este elemento de engrase seguiremos con una economía renqueante y en la que el menor avance se ve rápidamente frustrado.

Eran necesarios unos años de ajuste en la demanda de crédito por los gigantescos excesos del pasado. Pero el problema es que cuando finalice este periodo el dinero esté disponible para poner en marcha la economía. Esta misma semana leíamos que las deudas de las familias se están reduciendo a mayor velocidad que la de las empresas. En cualquiera de los dos casos, se están haciendo bien los deberes. Familias y empresas están reduciendo sus deudas.

“Las deudas que tienen contraídas las familias españolas con las entidades financieras se redujeron el 1,27% en marzo respecto al mismo mes de 2010, mientras que las que soportan las empresas apenas cayeron el 0,11%”, rezaba el teletipo. Puede parecer poco pero si a esta reducción de deudas se suma un mayor ahorro, no vamos nada mal. En el caso de las empresas se están produciendo rápidas desinversiones para ajustarse a la realidad de la economía y, sobre todo, para tener un endeudamiento mucho más cómodo que les permita afrontar el presente y el futuro de forma más desahogada.

Sin embargo, el destino del dinero es más inquietante en cuanto a cómo podrá volver el crédito a la economía productiva. Son tres los lugares donde no debería estar el dinero en tan importante cantidad.

En primer lugar, muchas personas ante un temor fundado de quiebra bancaria –no olvidemos las extensiones de garantía de los Fondos de Garantía de Depósitos- han optado por meter el dinero debajo del colchón. Es muy difícil cuantificar la cantidad, pero es una realidad que está a pié de calle y que sería muy interesante cuantificar puliendo esa M3 que muestra el dinero y los activos más líquidos.

El Tesoro Público con sus continuos crecimientos en la emisión de deuda es otro camino equivocado para la recuperación. Con un Estado que ya invierte poco en infraestructuras, esta deuda no produce riqueza ni empleo. Se destina al noble empeño de pagar al creciente número de parados y atender los servicios sociales de una Sociedad del Bienestar. Deuda pública que como hemos comentado tantas veces en INVERTIA se ha multiplicado en los últimos años, después de ejercicios de superávit. O sea, dinero necesario pero improductivo para la creación de riqueza y empleo. El déficit tarifario es otro ejemplo de otras emisiones de público cariz: dinero que al final acabaremos pagando todos los consumidores.

Algunos bancos reconocen en voz baja que preferirían en ocasiones no acudir a las subastas de la deuda española y optar por otros activos o estrategias dentro o fuera de España. Sin embargo, hay siempre una cierta presión latente que les obliga a acudir a estas subastas. Estas quejas se ven también compensadas por los tipos crecientes que paga el Tesoro Público, sin ir más lejos esta misma semana.

Luego hay la deuda de las Comunidades Autónomas con sus emisiones cuantitativamente muy inferiores pero que grano a grano van sumando un importante monto de dinero que podría ir a actividades más productivas.

El último gran consumidor de recursos se encuentra en el sector financiero. Bancos y cajas necesitan financiarse para cumplir requisitos de una solvencia perdida en muchos casos a costa de créditos fallidos y recurren, caso de los bancos, a ingeniosos sistemas como el dividendo opcional que ha permitido juntar ya cantidades importantes.

Como este mismo viernes publicábamos, Santander ya ha convertido vía sus accionistas, 2.400 millones de dividendos. Pero lo más destacable es nuevamente la necesidad de dinero público vía FROB para recapitalizar las cajas de ahorros y que va sumando cantidades cada vez más relevantes… y las que quedan. Nuevo drenaje de liquidez al sistema.

Por si esto fuera poco, los españoles lo tenemos todo ahorrado en depósitos bancarios, dinero que en pequeña cantidad va a al crédito y que prefiere la seguridad de los bonos públicos. Dinero mal ubicado y parado: el crédito a la economía así no despegará.

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