Venezuela continúa endeudándose a pesar de la bonanza petrolera
La deuda pública nacional se incrementa en un 1.000% en términos nominales en una década.- Los analistas creen que compromete la viabilidad económica del país
MARÍA JOSÉ GONZÁLEZ - Madrid -
El Gobierno venezolano está desaprovechando el periodo de bonanza petrolera más largo su historia. A pesar de los ingentes ingresos extras que ha registrado en los últimos años, al parecer a la administración de Hugo Chávez no le alcanzan los recursos y tiene que recurrir cada vez más al endeudamiento interno ante el abultado gasto público debido, en gran parte, por el crecimiento descontrolado y desorganizado del tamaño del Estado. "Estamos sobre una bomba de tiempo. El Estado ha tenido que recurrir a un endeudamiento irresponsable que compromete esta y futuras generaciones", dice Leonardo Palacios, experto venezolano en temas fiscales y finanzas públicas.
El Gobierno de Chávez asegura que el endeudamiento público es "manejable" y está en niveles "adecuados". La deuda total de Venezuela representa un 36,35% de su PIB al 2009, con respecto al 32% en 2000, según cifras del FMI. Para este año, el Gobierno ha aprobado una ley de endeudamiento público que asciende a 40.359 millones de bolívares fuertes (unos 9.386 millones de dólares), la mitad destinado a los gastos de gestión fiscal, es decir la emisión de nuevos bonos. Cifras del Ministerio de Planificación y Finanzas, al cierre del tercer trimestre de 2010 la deuda pública interna (emisiones de bonos de deuda pública, letras del tesoro y pagarés a los bancos en el país para financiar gasto público de corto plazo) alcanzó los 83.047 millones de bolívares fuertes (19.313 millones de dólares). En 2000, la deuda pública interna era de 7.254 millones de bolívares fuertes (1.686 millones de dólares): ha crecido un 1.045% en términos nominales en una década. La deuda externa pasó de 21.727 millones de dólares a 36.847 millones en el mismo periodo, un 69,5% más. El economista Orlando Ochoa, en declaraciones al diario El Mundo de Venezuela, afirma que, incluso con un precio de petróleo de más del doble del fijado en el presupuesto, "los excedentes petroleros no son suficientes para cubrir el gasto público" por problemas en los niveles de exportación y de cobranza.
Si bien el endeudamiento venezolano comenzó a crecer sin freno a finales de los setenta, en el primer periodo de Carlos Andrés Pérez, con una etapa de colocación desordenada de deuda, sobre todo externa, que se extendió durante los siguientes gobiernos socialcristianos y socialdemócratas, ha sido desde 2000, al comienzo del mandato de Chávez, cuando ha comenzado a crecer de forma exponencial. "Se ha hecho cabalgar el socialismo del siglo XXI sobre el petróleo y la forma de control de las actividades es absolutamente inviable", afirma Palacios, abogado en derecho tributario quien durante la década de los noventa fue coordinador legal de la Reforma Tributaria. Asegura que el incremento de la deuda pública interna obedece en parte al afán del Estado de ocupar áreas económicas mediante mecanismos de intervención.
Desde hace unos años, el Gobierno ha comenzado un proceso de expropiaciones en áreas clave del sector privado -entre ellos el sector cementero, el bancario, los servicios petroleros o la producción y distribución de alimentos- que lleva al país a asumir unos compromisos para costear esas intervenciones. "Es una forma de estatalización a través de la apropiación de todo lo que es actividad privada y si se le aúna el compromiso laboral con los trabajadores de las entidades que se van expropiando, no existe capacidad de maniobra del Estado para que hacer frente a la reducción del gasto". A esto se suman los recursos destinados para suministrar divisas al sector importador a un dólar preferencial (actualmente a 4,30 bolívares por dólar) y a la financiación de proyectos sociales para paliar la pobreza.
Según Palacios, Venezuela ha dilapidado muchos de sus ingresos tratando de aparentar que no se ve afectada por la crisis financiera internacional. Con los recursos petroleros, que representan más del 90% de los ingresos del Estado tras la intervención estatal en el sector privado de los últimos años, el Gobierno de Chávez financia plantas eléctricas en Cuba, carreteras en Nicaragua y diversas obras de infraestructura en Bolivia y Ecuador. "Los compromisos internacionales del Gobierno para tratar de ganarse apoyo político de algunas naciones, para dar una imagen en el extranjero de que hay estabilidad económica y que no ha sufrido la crisis del capitalismo y la carencia de una planificación real de los ingresos petroleros no son paliativos de las necesidades del pueblo", asegura, por su parte, el analista Leonardo Chirinos, secretario del partido Piensa en Democracia.
Venezuela, con la inflación más alta del continente, -los pronósticos la colocan en 28% este año-, tuvo que devaluar su moneda dos veces en 2010 y, en opinión de Palacios, no sería extraño "que se produjera otra devaluación para financiar gasto público a mitad de este año". El próximo año hay elecciones presidenciales, lo que es sinónimo de gastos extraordinarios si la intención de Chávez es mantenerse otros seis años en el poder, opinan los analistas.
Además, la inseguridad jurídica que existe con las medidas populistas de Chávez y sus ataques a la propiedad privada ha afectado seriamente a la imagen del país. "Venezuela ya no es el polo de atracción preferente para los inversores, ya no podemos competir con las economías emergentes latinoamericanas. Venezuela ya no es un país destino de capitales de inversión fija o golondrinas [inversiones que se mantienen poco tiempo]", afirma Palacios. Según la agencia de calificación Moody's, el país cuenta con un ambiente político caracterizado por "la baja transparencia y una política económica heterodoxa que amenaza a largo plazo la sostenibilidad económica" del país. La poca claridad de la política económica venezolana también compromete la imagen del país de cara a los organismos multilaterales y bancos comerciales extranjeros, según los expertos.
En línea con las previsiones de organismos como la CEPAL de Naciones Unidas, el informe sitúa a Venezuela como el único gran país latinoamericano que terminó 2010 en recesión (PIB de -1,9%) frente al crecimiento de 6% de media en la región. Todo esto después de una contracción de 3,3% en 2009.
Sin embargo, los analistas advierten de que Venezuela podría tener un respiro con la crisis en los países árabes, que ha disparado el precio del petróleo a niveles de hasta 120 dólares el barril. "La pregunta es hasta cuándo se puede ir posponiendo el problema", dice Palacios. Para 2011, la CEPAL calcula que Venezuela crecerá un 1,4% frente a una media en Latinoamérica del 4,3%, en gran parte debido a los precios del petróleo, que continuarán altos mientras continúe la incertidumbre sobre la crisis política en Oriente Próximo y el Norte de África.
"Trípoli ha sido un infierno esta noche"
"Trípoli ha sido un infierno esta noche"
Tres testigos cuentan desde la capital libia cual es la situación que están viviendo en la ciudad, asediada por los enfrentamientos entre la Guardia de Gadafi y los rebeldes
AURORA MUÑOZ - Madrid -
Trípoli se ha convertido en una ciudad caleidoscópica en la que nadie sabe bien que sucede en las otras caras del poliedro. La comunidad internacional ha desayunado esta mañana con las imágenes de ayer del discurso de Muamar al Gadafi en la Plaza Verde , donde miles de personas gritaban al unísono. Sin embargo, hay una versión de la capital libia que escapa a la retina de la comunidad internacional.
A.A, una dentista que vive en Gergaresh (localidad costera a 20 minutos en coche del centro de Trípoli), nos ha descrito en una conversación por internet una ciudad que tiene dos caras: una diurna -aparentemente pacífica- y otra nocturna -guerrillera y peligrosa-.
"Las mañanas son tranquilas, puedes salir a la calle e incluso algunas tiendas están abiertas, pero la mayoría están desabastecidas", cuenta. Esto es consecuencia de una de las estrategias de "normalización" de la situación ideada por el régimen de Gadafi. El gobierno ha mandado SMS a los móviles para pedir a la población que vuelva a sus puestos de trabajo y los niños, a las escuelas -las cuáles llevan cerradas una semana-. "Nos pide que salgamos a la calle como si nada sucediera, mientras vuelan las balas", protesta A. A. Esta ciudadana libia ha sido amenazada mediante anónimos enviados a su iPhone donde la acusan de "difamar" a Gadafi en la prensa extranjera. "La corrupción nos ayuda a todos si eres capaz de perdonarla. No nos estás ayudando con los que haces", pone en el último mensaje de texto que ha recibido. "No quieren que se oiga nuestra voz, no quieren que nadie sepa lo que está pasando ahí fuera, por eso han blanqueado las fachadas de cada pared que han manchado con la sangre de un shaheed (mártir) y han hecho desaparecer a todos los que han hablado con Al Yazira", dice asustada.
Su casa se encuentra a 20 minutos en coche del centro de Trípoli, donde están teniendo lugar hoy algunos de los enfrentamientos más sangrientos. "Ahora mismo estoy escuchando las alarmas de la policía y disparos, pero no hay ataques aéreos", contaba ayer a las 18.05, poco antes de que Gadafi interviniera en la Plaza Verde. Hoy, a las 15.00, cuatro helicópteros Apache sobrevuelan su domicilio . Llevan casi una semana así, y su familia se ha quedado sin nada que beber. En Trípoli han cortado el suministro de agua potable, tienen agua para ducharse pero "es insana", dice la dentista. Su hermano ha salido esta mañana a comprar un par de botellas y lo ha conseguido a duras penas, después de esperar colas de una hora en las tiendas. "La gente está pasando verdadera necesidad, pero no escucharás noticias sobre saqueos. El pueblo libio está unido", explica con orgullo. Un ejemplo de ello es lo que ha sucedido en su vecindario han decidido asociarse para sobrevivir a los ataques que se suceden cada tarde después de la hora del rezo. "Compartimos la comida y la gasolina que nos queda, y por las noches nos turnamos para hacer guardia", explica la dentista.
Otros, como el ingeniero informático M.D. no han tenido tanta suerte y tienen que enfrentarse en solitario a las dificultades de vivir en mitad de las revueltas. Él reside en Hai-Andulas, a 25 kilómetros de la capital, con su mujer y sus dos hijos, de 4 y 7 años. "No he conseguido comprar pan para mis hijos en una semana. El puerto está cerrado y en los comercios cada vez faltan más cosas", relata resignado, pero a falta de pan, buena es la dorada: "Mis padres viven muy cerca de casa, a unos 10 minutos en coche, y cuando no nos queda nada vamos a que mi madre nos cocine un poco de pescado". El problema llega cuando hay que hacer los desplazamientos cuando cae la noche. "Viajar en coche es peligroso, especialmente si tienes que pasar cerca del campamento de Gadafi", puntualiza el informático.
Los hospitales tampoco son lugares apacibles después de la medianoche. La dentista de Gergaresh cuenta que la milicia está haciendo desaparecer los cuerpos de los rebeldes muertos y que ha prohibido que se hagan fotos y vídeos en los centros médicos. Un joven, amigo de la familia, murió el martes en las revueltas y la familia tuvo que robar su cadáver del Hospital Central de Trípoli para evitar que los soldados se lo llevaran. "Ayer conseguimos que lo enterraran, pero no hemos podido rezar el aljanaza por su alma. Tenemos prohibido congreagar a más de cinco personas en el mismo lugar y los nuestros tienen miedo a organizar reuniones clandestinas", comenta A.A. apenada.
No son los únicos que están asustados. "No puedo hacer nada para proteger a mis hijos, solo permanecer en casa", dice M.D. con preocupación. "Hai al-andulas ha sido un infierno esta noche", dice este informático libio que vive a 25 kilómetros de la capital. No ha podido pegar ojo escuchando los disparos. "Han muerto decenas de personas en Souq aljumma, la mayoría de la guardia de Gadafi", dice.
M.D. pregunta insistentemente que sobre las noticias que se emiten en España sobre lo que está sucediendo allí. "Desde que nos empezaron a fallar las conexiones telefónicas es difícil saber que está sucediendo en otra parte del país y nos negamos a ver la televisión libia, solo dice mentiras", dice el informático de Hai al-andulas. "La mayoría de los libios tenemos televisión vía satélite y hemos acabado informándonos sobre lo que está pasando en nuestro país a través de medios extranjeros".
A.A., la dentista de Gergaresh dice que la principal fuente de información para ella es el "boca a boca": "Todo lo que sé es a través de mis hermanos y mis amigos. Ellos me han contado que en Tajura y en el aeropuerto de Maetega están protestando miles de personas". Según sus informaciones, es la primera vez desde que empezaron las revueltas que los rebeldes han salido a la calle con sus hijos. Familias enteras piden que Gadafi caiga. "Lo hacen porque tienen a seres queridos que han sido asesinados por los monstruos", dice refiriéndose a los Guardianes de la Revolución de Gadafi.
La otra imagen del horror está en el parking del aeropuerto de Trípoli. Allí se encuentran acampadas miles de personas desde hace días. "La mayoría son egipcios que intentan escapar y no tienen recursos para hacerlo ni están saliendo vuelos comerciales que puedan llevárselos", explica Juan Prunes, uno de los españoles que ha sido evacuado de Libia . Salió hace dos días de Trípoli a las 22.00 (hora local) y aterrizó en Torrejón a las 00.00 (hora española). "Los alrededores de la terminal parecen el purgatorio. Llueve torrencialmente y la gente vive embarrada debajo de unos plásticos que sólo abandonan para pedir ayuda. La policía los reprime por la fuerza cada vez que intentan hacerlo y a menudo hay estampidas donde unos acaban pisando a otros", cuenta Prunes aún impresionado.
Los egipcios vuelven a la Plaza Tahrir y acusan al ejército
Los egipcios vuelven a la Plaza Tahrir y acusan al ejército de 'traicionar al pueblo'

La manifestación del viernes en la Plaza de la Liberación de El Cairo. | EFE
- Decenas de miles de personas regresan al epicentro de la revolución
- Se enfrentan a los agentes de la policía militar, que les impide acampar
- Piden cambios políticos más rápidos y la destitución del primer ministro
Efe / Reuters | El Cairo
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto negó este sábado que haya dado órdenes a la Policía Militar para agredir a los manifestantes en Tahrir y calificó los incidentes ocurridos en la céntrica plaza cairota de "roces no intencionados". La junta militar, que gobierna el país desde que el presidente Hosni Mubarak renunció el 11 de febrero pasado, hizo el anuncio en un breve comunicado difundido en su página de Facebook.
La nota se conoce después de que la policía desalojara con violencia a centenares de manifestares que pretendían acampar en la noche del viernes en la Plaza de la Liberación. El lugar, epicentro de las protestas políticas que terminaron con el régimen de Mubarak, había quedado libre después del derrocamiento del presidente. Sin embargo, el viernes decenas de miles de personas protestaron en la plaza pidiendo cambios políticos más rápidos y acusando a los militares de no mantener sus promesas. Algunos de ellos pretendían volver a acampar en ese lugar.
Ashraf Omar, un manifestante, dijo que los soldados usaron sus bastones contra los activistas. "Creí que las cosas cambiarían. Quería dar al Gobierno una oportunidad, pero no hay esperanza con este régimen", declaró.
"El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas reitera a los jóvenes de la Revolución del 25 de Enero el interés en cumplir los nobles objetivos de la revolución, y lo que sucedió ayer durante la manifestación fue resultado de roces no intencionados entre la Policía Militar y los revolucionarios", indica la nota de la junta. En ese sentido, subraya que no ha dado ni dará órdenes para agredir al pueblo.
Piedras y botellas
En una nota posterior, el Consejo anunció "la liberación inmediata" de todos los jóvenes detenidos y expresó sus temores de que en los recientes incidentes haya "elementos infiltrados" interesados en generar "divisiones" entre la revolución y el Ejército. "Estos elementos agredieron a las Fuerzas Armadas con piedras y botellas, y estamos convencidos de que esa no es la conducta de la revolución, que se caracteriza por una conciencia patriótica", agregó la junta.
Mientras manejan asuntos domésticos por primera vez en décadas, los militares también desean que los egipcios regresen al trabajo para revivir una economía afectada por semanas de disturbios. La junta ha prometido cambios constitucionales que deberán llevar a elecciones libres y justas dentro de seis meses. El Consejo Judicial que debe redactar las reformas constitucionales tendrá que anunciar las propuestas pronto.
Sin embargo, el pueblo tiene prisa. Los manifestantes volvieron el viernes a Tahrir para exigir el reemplazo del primer ministro Ahmed Shafiq, quien fue nombrado por Mubarak en las últimas semanas de su mandato y trabajó por mucho tiempo para su Gobierno. Una remodelación parcial del gabinete no satisfizo a las fuerzas opositoras. Varios activistas mostraban carteles que decían: "El Ejército traicionó al pueblo".
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